El anteproyecto de urbanización de las Torres Baraka planea intervenir no solo en la parcela en la que están previstos dos edificios de 26 plantas y 82 metros de altura. También contempla transformar, integrándolo en la propia urbanización de los rascacielos, uno de los espacios verdes de referencia y más emblemáticos para los torrevejenses: el parque de Doña Sinforosa. Es algo que ya estaba previsto en el Área de Reparto nº 81 Plan Especial de Reforma Interior «El Acequión», delimitada por la avenida de Gregorio Marañón, la calle Doña Sinforosa, la playa y el Acequión salinero.

Este estudio de detalle con anteproyecto de urbanización fue aprobado por la junta de gobierno local hace unas semanas. En un principio, según esa aprobación, el equipo de gobierno del PP está de acuerdo con la propuesta, que se puede alegar ahora en el periodo de exposición pública. El alcalde Eduardo Dolón es el concejal de Urbanismo.

En la propuesta se pretende eliminar el vallado perimetral del parque de Doña Sinforosa -unos 8.500 metros cuadrados- y cambiar por completo su imagen actual. Ahora es una recreación de un parque romántico con árboles de gran porte -algunos plantados hace más de 70 años-, un templete y pequeñas fuentes junto a la bahía. Los redactores del anteproyecto «creen necesaria esta integración del parque de Doña Sinforosa con el entorno urbano, dado que en la actualidad se encuentra separado (sic) del resto de la malla urbana, en gran medida por el vallado y por su fisonomía (sic)».

Recreación del parque de Doña Sinforosa tras las obras. | INFORMACIÓN

La previsión contempla plantar nuevas especies y «conservar, en la medida de lo posible (sic), las existentes» con el trasplante de las que «se considere que sean incompatibles con la nueva ordenación». La documentación no dice cuáles cree «incompatibles» y por qué, aunque uno de los planos que da cuenta de la distribución de la nueva zona verde señala con un arterisco que son los eucaliptus los que deberán reubicarse y cambiar de ubicación. Desde el punto de vista técnico el trasplante de este especie es muy complejo y no suele tener buen resultado.

Todo el proyecto de urbanización de la parcela, sin contar con la ejecución de las torres, tiene un coste estimado de 3,9 millones de euros.

Algunos de los eucaliptos "no compatibles" con la reordenación de la zona verde que se propone despuntan en altura por encima de los edificios aledaños de siete plantas

Algunos de los árboles que caracterizan ahora el parque, como los eucaliptus, superan en altura a los edificios colindantes, con seis plantas y ático. La recreación del aspecto final de la zona verde no los incluye.

Esta frondosidad que casa mal con la explotación de las vistas al mar que es el reclamo principal de cualquier constructor inmobiliario en el frente litoral de Torrevieja. En este caso, la mitad del aprovechamiento de las torres es hotelero. En uno de los planes uno de los redactores del plan reconoce que los eucaliptus deben ser trasplantados en otra ubicación. Desde el punto de vista técnico este tipo de ejemplares de gran porte no se puede trasplantar.

Este anteproyecto forma parte del estudio de detalle de las torres y está ahora en exposición pública -el anuncio fue publicado ayer en el Diario Oficial de la Generalitat-.

También contempla la reurbanización del tramo de la avenida de Gregorio Marañón y la adecuación de la servidumbre de protección que hay que respetar junto al acequión salinero de 20 metros.

Movilización en 1991

El parque de Doña Sinforosa es uno de los pocos espacios verdes que han logrado movilizar a vecinos de Torrevieja frente a la ocupación del ladrillo en la primera línea del litoral. En 1991, bajo mandato del alcalde Pedro Hernández, el Ayuntamiento reclasificó el espacio verde para permitir la construcción de varios edificios. El primer edil tuvo que volver a proteger la zona ante la movilización de partidos de centro y de la izquierda y de los vecinos, pero el municipio tuvo que indemnizar al promotor con más de 2 millones de euros. Es decir, Torrevieja pagó por lo que ya era suyo. El parque toma el nombre de la propietaria de la finca original, de una familia madrileña que veraneaba junto a la playa del Acequión.