Cada 9 de octubre se diferencia de los anteriores en algo. En Orihuela en 2019, por ejemplo, estuvo marcado por el golpe recibido por la DANA en el mes anterior y con las heridas abiertas de par en par, un hecho que provocó la visita de SS. MM. los Reyes de España para dar calor y ánimos a la población. Además, se aprovechó su visita para que realizasen el singular acto protocolario de otorgar honores a la nueva enseña del Oriol y que servirá para proteger más a la histórica, declarada BIC en 2017.

El 9 de octubre de 2020, sencillamente no hubo celebración por razones de la pandemia y estragos provocados por el Coronavirus, del que se carecía de vacunas por entonces y que hacía aconsejable evitar actos públicos.

Por tanto, para remontarnos a la celebración de un día de la Comunidad «normal», con nuestra declaración y manifestación de identidad oriolana, alicantina y valenciana, así como la formulación de nuestras reivindicaciones que podemos calificar de históricas (como puede ser el respeto a nuestra tierra, el derecho al agua y el rechazo a las imposiciones lingüísticas), habremos de retroceder hasta el año 2018, marcado por la lluvia y cuya celebración hubo de improvisarse en la Iglesias de las Patronas Santas Justa y Rufina.

Es costoso tener que estar recordando, año tras año que si la Comunidad Valenciana es tal cual hoy la conocemos, es en una parte muy importante, por el arrojo e, incluso, las vidas de muchos oriolanos.

Hay unas fechas muy señaladas que conviene recordar en un auténtico ejercicio de memoria histórica y base para reclamar y exigir reparación y compensación por deudas.

Orihuela fue ganada para la cristiandad por el infante Alfonso el 17 de julio de 1242 con la ayuda de Jaime I, que sería suegro a la postre del Rey Sabio al casar con doña Violante. Ya se puede decir que comienza entonces la estrecha y en ocasiones bélica relación de Castilla y Aragón con Orihuela por motivo.

Es, finalmente, en 1304 y fruto del tratado de Torrellas cuando Orihuela decae definitivamente del lado del territorio aragonés (con el rango de Procuración General) y abandona para siempre Castilla, si bien las desavenencias y enfrentamientos continuaban, tales como la Guerra de los dos Pedros (1356-1363), donde ya aparece datado el uso de la señera de la villa oriolana (Jumilla, 1357), y que supuso una enorme pérdida para Orihuela en vidas humanas y bienes materiales. Como resultado de la gran lealtad y enorme sacrificio realizado obtiene la categoría de Gobernación General en 1366 por parte de Pedro IV, además del lema «Semper ensis vester prevaluit». Orihuela ostentaba la capitalidad de un territorio que abarcaba hasta Xàtiva, siendo València la capital de la otra gobernación del reino.

Ya llegados al siglo XVI, las disputas continuaban entre Murcia y Orihuela porque, pese a estar en el lado aragonés, nuestra ciudad dependía del poderoso Obispado de Cartagena desde donde se ejercían enormes atropellos e injusticias contra nuestra población. Este enorme malestar generado durante decenios estalló en la Batalla de Bonanza, en el marco de las Germanías en el Reino de Valencia. Tras perder la batalla, Orihuela fue bombardeada y saqueada por el temible Marqués de los Vélez durante un mes y también se perdieron muchas vidas. Precisamente, el pasado 30 de agosto se conmemoró el V Centenario de aquel suceso. A pesar de ello, en 1564 Orihuela consiguió tener obispado propio.

En 1706, el Marqués de Rafal y el pueblo oriolano se proclamaban seguidores del archiduque Carlos. Sin embargo, la victoria de Felipe V trajo de nuevo consigo duras represalias contra nosotros. En esta ocasión el encargado de llevarlas a cabo fue el Obispo de Cartagena (dulce venganza) Luis Belluga, Capitán General de Alicante y Murcia. Además, en 1709 tuvimos que sufrir la dolorosa humillación de ver cómo se efectuaba la demolición de nuestro histórico y amado castillo.

Todo lo anterior son páginas de nuestra gloriosa historia, ligada plenamente al territorio al que amamos, con nuestras particularidades.

Este año volveremos a recordar que necesitamos agua para nuestros campos y huerta, que necesitamos una conexión viaria rápida con la costa apta también para el ferrocarril, la ampliación del hospital y, para finalizar, un agradecimiento al Consell Valenciano de Cultura por su apoyo incondicional para que se nos devuelva el Libro de los Repartimientos por parte de la Generalitat de Cataluña.