Tres containers, de 30 metros cada uno, y tres camiones repletos de enseres, medicamentos, material sanitario, verduras, limones, ropa, productos higiénicos, velas, linternas, sacos de dormir, botiquines, cargadores de móvil y hasta comida para animales, enumera Asun Roca después de una dura jornada que ha comenzado empaquetando "la tonelada de solidaridad que la Vega Baja ha logrado en tan solo una semana", por iniciativa ciudadana y sin apoyo institucional.
Solo tres días después de que empezara la guerra en Ucrania, lanzó un mensaje por redes sociales contando su pretensión de recoger ayuda humanitaria para el país invadido, y la respuesta fue inmediata. "Tengo muchos seguidores porque desde hace más de cinco años colaboro con hospitales y asociaciones a través de mi tienda, Solidariashop, con la que dono un 50% de todas mis ventas", explica.
Además de un ejército de voluntarios, a la iniciativa se unieron empresas locales, colegios e institutos. Así, Salvaorico, de Almoradí, se ofreció a facilitar tres contenedores, que han partido desde la avenida San Luis del Bañet de la localidad hasta una empresa de la comarca que se dedica al transporte internacional, Castillo Trans, en Benejúzar. "Allí hemos llenado un tráiler de toda la Vega Baja", manifiesta Roca, que además explica que esta mercantil va a fletar diez desde diferentes puntos del país y de forma gratuita. "Cada porte puede costar entre 6.000 y 7.000 euros", calcula.
A su vez, partirán a Polonia el próximo día 21 custodiados y escoltados por la ONG Guardias Civiles Solidarios, una organización de ámbito nacional sin ánimo de lucro que se fundó en 2014 para colaborar y prestar ayuda humanitaria, así como estimular la participación ciudadana y la de las empresas en la cooperación solidaria. Sin especificar el destino -más allá de que una vez en Polonia varias organizaciones se harán cargo de adentrarse en territorio ucraniano y realizar el reparto-, Roca explica que hay constancia de que se ha producido algún boicot a camiones.
Por eso, insiste, es tan importante que sea un convoy de Guardias Civiles Soliarios, que cuenta con una amplia experiencia en el sector humanitario, viajando a Kosovo, Haití, Filipinas, Nepal, Ecuador, República Dominicana y Honduras, entre otros lugares conflictivos para transportar varios kilos de solidaridad a zonas donde las guerras, las mafias y el riesgo han puesto en peligro incluso su propia integridad física con el objetivo de llegar donde otros no han podido.
