Orihuela se ha sumergido en el Mediterráneo milenario, cuna de grandes civilizaciones, con el desembarco de los Piratas Bucaneros, que han mostrado su fortaleza en la que ha sido su sexta Embajada de la historia. Los 250 participantes en el desfile han demostrado la fuerza de las tropas cristianas y han ensalzado el triunfo de la cruz sobre la media luna con un espectacular boato que ha superado los cánones de elegancia y vistosidad. Haciendo gala del desasosiego que provocaban entre la población aquellos míticos navegantes de leyenda dedicados al comercio, la pesca y el pillaje a partes iguales, la estrategia de la comparsa ha sido asegurarse la victoria mermando la confianza del adversario. Así, se ha abierto paso con un espectáculo de luz y música capaz de turbar los sentidos de cualquier enemigo, y del público. 

Sus diez filas, cada una con un logo propio en los estandartes, han desfilado al ritmo de las bandas de música, destacando la interpretación de "Fiesta en Benidorm", uno de los pasodobles más reconocibles en el desfile de estos piratas de gran bravura y vida licenciosa, sin ley ni rey ni patria más que el mar y sus normas. 

Han entrado al abordaje con la representación de la costa oriolana en la Edad Media. Porque los Piratas Bucaneros han querido dejar clara una dualidad. Por un lado, que rinden pleitesía a la Corona de Aragón para desarrollar sus actos de pillaje al amparo del rey; por otro, que están a su servicio para defender a las costas oriolanas de los ataques de los musulmanes, siempre bajo el estandarte de la cruz.

Han estado capitaneados por el Embajador Cristiano, Guillermo Rodríguez Gea, que ha estampado su firma con el Rey Jaime II en un tratado de patente de corso; es decir, con esa licencia y cierta legalidad para asaltar otros barcos y territorios a cambio de repartir el botín. 

El espectáculo de luz y color ha continuado con el mar como escenario de una pieza de danza: "Naufragio en el manglar", a cargo de la academia "Centro acción", que ha participado por primera vez en las fiestas de la Reconquista. El cuadro de baile, con un elenco de 22 bailarines, ha desbordado originalidad rompiendo con cualquier tópico que se pueda esperar en un boato. Lo han hecho a través de tres personajes, todos ellos con vestuarios distintos. Envueltos en algas y con movimientos tenebrosos, han entrado en escena los Errantes, encarnando el papel del pirata ahogado en el naufragio, mientras que el oleaje turbulento, a base de agitar las banderas, han inundado las calles transformadas en manglares, algas y flora marina.

Luego, ha llegado la "Tempestad" con un acróbata representando a una sirena, el ser mitológico del mar por excelencia, que, atrapada en el navío, lucha sin descanso por huir.

Sorpresa tras sorpresa, casi aguantando la respiración, el cuarto y último bloque ha recreado el fragor de la batalla. Bailarines, agua, fuego y unos cañones que han comenzado a rugir con la pólvora, entremezclándose con el sonido de las Txalapartas, de tradición vasca, que ha transportado a los espectadores a los sonidos más rudimentarios de la Edad Media. 

59

Así fue la Entrada Cristiana en Orihuela Tony Sevilla

Por fin, entre la vorágine, le ha tocado el turno a la espectacular carroza del Embajador, que ha aparecido acompañado de su mujer, hijos y nietos. Rodríguez Gea se ha mostrado pletórico demostrando su naturaleza pirata. Todo ello en un mundo de ensueño aterrador donde no hay más rey, patria, ni ley que el mar. Un Embajador seguido sin descanso por su comparsa. 

La heroína de los Moros y Cristianos, la Armengola, encarnada en la periodista Elisa Gil, ha desfilado exultante y triunfante rodeada por familiares y grandes amigos. En su escolta también han habido rostros conocidos como anteriores armengolas y el exalcalde de Orihuela, Emilio Bascuñana, y el concejal popular Rafael Almagro. Gil ha portado un bastón con un lazo negro en señal de luto por todos los que se fueron en pandemia. 

De esta forma ha empezado el fin de semana grande de Orihuela en un reencuentro con la fiesta y la familia festera. Este sábado a las 20.15 horas tendrá lugar la Entrada Mora, que genera gran expectación, y a las 23.45 horas se exhibirá la Gloriosa Enseña de la ciudad en la plaza del Ayuntamiento, el único momento en el año en el que se expone públicamente. El domingo se celebrará el Día del Pájaro, cuando descenderá por el balcón de forma totalmente vertical para acudir a modo de procesión a la Iglesia de las Santas Justa y Rufina.