Los restos de María Jiménez han recorrido esta mañana la distancia que separa el Ayuntamiento de Sevilla, donde ha estado instalada su capilla ardiente, de la iglesia de Santa Ana. Entre aplausos y palmas, el coche de caballos que traslada su cuerpo ha cruzado el puente de Triana y llegado hasta las puertas del templo. Su hijo Alejandro se ha encargado de cumplir la última voluntad de la artista que quería una despedida 'a su manera'.