Hablan de caos, de ancianos que se quedan sin comer y lo peor, de una alarmante falta de humanidad. Porque denucian que a algunos ancianos los dejaron morir solos después de horas agonizando. Las dos extrabajadoras, que ya han declarado, cuentan por ejemplo que las caídas de ancianos eran constantes y que mover o no a los dependientes de sus sillas quedaba a expensas de si los trabajadores tenían o no tiempo. Todo propiciado, dicen, por una falta de personal evidente y que nunca detectaron las inspecciones.