Es una aventura espacial, calificada de proporciones épicas y repleta de acción, que amplía el universo cinematográfico de la factoría Marvel dentro del cosmos. El estudio responsable de Iron Man, Thor, Capitán América y Los Vengadores, franquicias de evidentes éxito mundial, nos presenta un nuevo equipo: los Guardianes de la Galaxia. En esta ocasión, el temerario aventurero Peter Quill es objeto de un implacable cazarrecompensas después de robar una misteriosa esfera codiciada por Ronan, un poderoso villano cuya ambición amenaza todo el universo. Para poder escapar del incansable Ronan, Quill se ve obligado a pactar una complicada tregua con un cuartero de disparatados inadaptados: Rocket, un mapache armado con un rifle; Groot, un humanoide con forma de árbol; la letal y enigmática Gamora, y el vengativo Drax the Destroyer. Pero cuando Quill descubre el verdadero poder de la esfera, deberá hacer todo lo posible para derrotar a sus extravagantes rivales en un intento desesperado de salvar el destino de la galaxia.
Los Guardianes de la Galaxia, creados por Arnold Drake y Gene Colan, se dieron a conocer en 1969 como un equipo de héroes del siglo XXXI en el que cada miembro es el último de su especie. La idea de crear un proyecto cinematográfico a partir de ese concepto tenía mucho a su favor y no sólo por el fantástico grupo de personajes que pueblan este universo espectacular. Además era una magnífica oportunidad de explotar otra faceta del Universo de Marvel, contemporáneo con los Vengadores, conservando la envergadura, la acción y el humor, así como esa sensación de que hay mucho en juego, que hizo que la película fuera un éxito tan enorme.
En Marvel Studios estaban muy interesados en hace una epopeya espacial y que su Universo Cinematográfico emprendiera una nueva senda, a pesar del riesgo que esto implicaba. El productor Kevin Feige era rotundo al respecto: «Guardianes de la Galaxia es la película más arriesgada que hemos hecho desde Iron Man y también la más interesante. Significa que podemos sorprender al público y superar sus expectativas. Y me gusta la idea de aportar cierta originalidad, a pesar de que todo está basado en el excelente trabajo que se hizo en los cómics, aunque poca gente lo sepa. Espero que el espectador tenga la sensación de ver algo muy nuevo».
Dar con el tono adecuado era fundamental para los realizadores que querían una mezcla bien equilibrada de humor, emoción y acción. Y con ese objetivo en mente se pusieron a buscar al director que encajase mejor. Feige lo explica: «Para nosotros es importante que un director aporte su visión y comprenda a los personajes. De esa forma puede insuflarles vida de una forma única, inesperada y tridimensional. Queríamos un director que pudiera aportar esas cualidades y cierto grado de truculencia la película, y James Gunn tenía ese temperamento y esa visión».
Lo más sorprendente del caso es que apostaron, con innegable riesgo, por un James Gunn con escasa experiencia, concretamente con el bagaje de varias series de televisión y dos largometrajes modestos, Slither: la plaga en 2006 y Super en 2010, más un segmento del producto colectivo Movie 43. Los primeros informes, sin embargo, indican que el resultado ha sido satisfactorio.
Gunn también estaba ilusionado ante la perspectiva de integrar a los personajes en el Universo Cinematográfico de Marvel y dar a conocer a los Guardianes al público de todo el mundo. Al ser los personajes relativamente desconocidos, Gunn reconoce que eso le daba libertad y señaló: «Creo que Guardianes de la Galaxia me dio más libertad por el mero hecho de que los Guardianes no tienen tantos fans apasionados como Los Vengadores, ni tampoco tanto cómics. Así que he podido recrear a los Guardianes en la pantalla sin obsesionarme con las expectativas».
Aunque se han realizado varias representaciones de los Guardianes a lo largo de los años, Marvel quiso, desde las primeras fases de desarrollo, inspirarse y basarse en la colección de cómics de Dan Abnett y Andy Lanning en 2008.
