Formó parte de la sección oficial del Festival de Berlín, donde obtuvo el Oso de Plata al mejor actor para Anthony Bajon, y se proyectó, asimismo, en el de Gijón. Una historia de coraje y solidaridad, audaz, humana y de gran belleza que ha dirigido el francés Cedric Kahn, autor entre otras películas de Roberto Succo, Luves rojas, Pasión y remordimiento, Una vida mejor y Vida salvaje, entre otros títulos.

Para superar su drogodependencia, Thomas, un joven de 22 años, se une a una comunidad religiosa aislada en el monte en la que los jóvenes se rehabilitan a través del recogimiento espiritual. Thomas habrá de pelear con sus demonios interiores, con su rechazo inicial y con la presencia de Sybille, de la que comienza a enamorarse. Solo venciendo esa lucha podrá descubrir los valores reales de la amistad, el trabajo, el amor y la fe.

Este proyecto nació, en palabras del director, en tres partes. «Primero, con un joven escritor llamado Aude Walkerquien me introdujo este tema, él había hecho muchas búsquedas para un libro de experiencias religiosas con adictos. Después, con el dúo de guionistas Fanny Burdino y Samuel Doux, quienes se enfrentaron al enorme reto de escribir el guion. Y por último, con la productora Sylvie Pialat, quien se comprometió inmediatamente con el proyecto, usando actores desconocidos con el mismo espíritu que con mis primeras películas».

La película supone el primer trabajo de Cedric Kahn con los guionistas Fanny Burdino y Samuel Doux. Trabajar con ellos fue para el realizador un factor decisivo. «Yo he intentado escribir guiones por mi mismo, pero he fallado... no siendo creyente cristiano, ni un antiguo drogadicto, tuve que encontrar mi propio camino hacia el tema. Repasábamos todo juntos: leíamos los salmos y la documentación, quedábamos con gente que había pasado por este tipo de experiencia. Nosotros hablamos con chicos que habían estado involucrados en el pasado y nos hablaron sobre su fe, que aún la conservan. Samuel quedó con jóvenes que estaban pasado por esa experiencia, observó sus rituales, vio como eran sus vidas y les hablaron sobre sus experiencias. A partir de ahí, el escrito empezó a coger forma. Y ya habíamos tomado la decisión de centrar el guion en un chico sobre el que nosotros empezamos sabiendo nada y del que, se convertiría en un emblema para todo lo demás. Nosotros queríamos para la película su llegada y su salida, el antes y el después de ser parte de la historia. Y nosotros también queríamos crear un lugar aislado escondido en las montadas, dedicado a la oración con sus propias normas, lejos de las restricciones del mundo.