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Cordial de la InquisiciónRafaelPoveda

SORBOS DE FONDILLÓN

Cordial de la Inquisición

El autor de las obras de teatro El Barbero de Sevilla y Las Bodas de Fígaro, convertidas en sendas óperas por Rossini y Mozart respectivamente, fue Pierre-Augustin Caron de Beaumarchais (París 1732-1799). Un polímata o humanista galo que destacó en muchos campos de la ciencia y el conocimiento. Relojero e inventor del sistema de escape en los relojes de cuerda, político, dramaturgo y novelista, escribió también panfletos y ejerció de espía así como de embajador de estado.

Se enriqueció y arruinó varias veces vendiéndoles armas a los independentistas norteamericanos. Como muchos intelectuales apoyó la Revolución Francesa en sus comienzos siendo encarcelado más tarde, al inicio del Terror. Escapó del cadalso y se exilió en Hamburg. Vivió en Madrid donde escribió Eugénie (1767) y Los amigos (1770).

Su vida riquísima en acontecimientos ha sido motivo de muchas biografías. La que nos interesa es la de René Dalsème (1929) en la que narra su llegada a España tras cruzar los Pirineos y la sorprendente descripción de nuestro vino.

«Luego, exhausto después de su viaje, pues llevaba quince días viajando, pidió un baño. Los portadores de agua gritaban en las calles y el tiznado Beaumarchais pronto empezó a chapotear en su baño. Luego vino la cena en una terraza bañada por el sol. Una jovencita de tez cobriza trajo vino, el alegre vino blanco de Alicante, en una jarra de terracota. No había visto a una mujer bonita en casi tres semanas y su mirada se detuvo en la figura provocativa de la andaluza. Ya casi se había olvidado de Pauline.

Beaumarchais era un personaje maravillosamente complejo. Un idealista y un hombre práctico a la vez, tenía un agudo sentido del honor sin estar demasiado preocupado por los escrúpulos, ni vacilaba si era necesario en sofocarlos: extraordinariamente brillante e ingenioso, captando con un ojo rápido el lado ridículo de las personas y las cosas.

Frívolo, voluble y caprichoso y, sin embargo, firme y hasta terco en sus opiniones, de entendimiento versátil y flexible, que pasa rápidamente de lo grave a lo alegre, y capaz de toda forma de creación, con poderes de penetración intelectual y apasionado en sus argumentos, y tan apto para caer en lo común y trivial como para elevarse a un plano espiritual superior».

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