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Vecinos de San Vicente que conviven con el amianto lo denuncian en Fiscalía

Los residentes del barrio Los Manchegos de San Vicente alertan del peligro para su salud y piden que se cierre y se descontaminen los terrenos junto a la antigua fábrica donde aún se hallan trozos de uralita

Dos vecinos sostienen sendas piezas de amianto que se encuentran tiradas en el solar anexo a las viviendas de su barrio. PILAR CORTÉS

El amianto todavía está presente en San Vicente del Raspeig 15 años después del desmantelamiento de la fábrica Fibrocementos de Levante. El material altamente cancerígeno y prohibido desde 2002 ha causado en el municipio mucho sufrimiento entre familias que perdieron a sus seres queridos por asbestosis, debido al contacto con el amianto.

Los terrenos donde estaba ubicada la fábrica y el anexo que servía de almacén son hoy descampados llenos de maleza, y también de pequeñas piezas de uralita, trozos de techado o tubos. Junto a estos solares se emplaza el barrio de Los Manchegos, en el extrarradio de San Vicente, donde viven 56 familias que temen por su salud. Hace años que claman por que se tomen medidas. Conscientes de que la unión hace la fuerza, desde marzo se han constituido en asociación y desde entonces no han parado de denunciar su situación.

El jueves presentaban una denuncia ante la Fiscalía de Medio Ambiente denunciando que «estamos rodeados de unos terrenos en los que actualmente sigue existiendo restos de uralita, que se vuelve peligrosa en caso de envejecimiento, fraccionamiento o cualquier causa que produzca polvo de amianto o se genere dispersión de fibras de amianto».

La denuncia la acompañan con una serie de imágenes donde se aprecian manos que sostienen trozos de amianto, el terreno sin balizar o un tráiler que pasa por dicho solar para realizar descargas, así como de informes de la Policía Local y de la brigada de Urbanismo y Medio Ambiente reconociendo y advirtiendo que los terrenos «no reúnen las condiciones de salubridad, seguridad, ornato público y decoro previstas en la LOTUP debido la existencia de restos que podrían ser de uralita».

Las familias aseguran que son víctimas pasivas de la exposición al amianto «y no queremos pertenecer a ese grupo que padecerá en años venideros los efectos sobre la salud de la inhalación de este material», advierte la presidenta, Vanesa Hernández. De hecho, están convencidos de que la afección de cáncer es más alta en su barrio y achacan las muertes que se han producido en los últimos años al amianto.

Además, también creen que es el motivo por el que al menos seis perros de los vecinos han desarrollado reacciones alérgicas.

Valla

Piden que se valle el solar para que no pueda acceder ningún vehículo y se descontamine el suelo para que ellos puedan vivir tranquilos. Reconocen el problema de que «estos descampados están en tierra de nadie. Nunca se limpiaron porque no son del Ayuntamiento, tampoco se arreglan sus vallados porque no son del Ayuntamiento, la gente entra con sus furgonetas y camiones a descargar o echar escombros y tampoco hacen nada». A ello añaden que el estado en el que se encuentran los terrenos favorece la aparición de insectos, ratas y serpientes que se han colado alguna vez en las casas.

El terreno es de una empresa que ya ha desaparecido. Y lo utiliza una mercantil para realizar la descarga de los camiones que le suministran la mercancía. Ello provoca un continuo movimiento de tierras. algo que preocupa sobremanera a los residentes.

El alcalde, Jesús Villar, reconoce el problema y asegura que la próxima semana está prevista una reunión con los vecinos y los técnicos de Urbanismo. Han puesto una multa coercitiva a la propietaria del terreno a través del BOE y adelanta que se van a buscar soluciones para poder hacer catas en el terreno y adoptar soluciones.

El incendio provocó un gran trasiego de vecinos

El impresionante incendio en una nave del polígono Canastell el domingo pasado congregó en el solar de la antigua fábrica de fibrocemento a numerosos sanvicenteros. El objetivo era grabar la impresionante humareda que se generó. Los vecinos de Los Manchegos no daban crédito a la «invasión» de coches en un solar regado con escombros de uralita. «La gente no sabe lo que hay aquí», advierte la presidenta de la asociación, Vanesa Hernández. Ese día usó las redes sociales para advertir del peligro de remover la tierra. Porque ni siquiera un cartel lo advierte.

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