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Espectacular broche de oro

La Aparición de Sant Jordiet pone el punto final a la Trilogía de los Moros y Cristianos

Espectacular broche de oro

Alcoy cerró anoche sus Fiestas de Moros y Cristianos con el multitudinario acto de la Aparición de Sant Jordiet sobre las almenas del castillo. Fue tras una jornada protagonizada por las espectaculares batallas de arcabucería, en que los festeros dispararon 2.700 kilos de pólvora. Un colofón digno de una Trilogía excepcional, cuyos actos se han desarrollado con brillantez y una impresionante asistencia de público.

Las Fiestas de Moros y Cristianos 2015 ya son historia, después de tres intensas jornadas repletas de actos. Arrancaron con unas brillantes Entradas que fueron presenciadas por miles de espectadores, y continuaron al día siguiente con los actos religiosos dedicados al patrón San Jorge que, por la tarde, en la única nota negativa, se vieron acortados en el caso de la procesión por culpa de la lluvia.

Ayer concluía la Trilogía con el protagonismo de las batallas de arcabucería y las Embajadas. Los festeros dispararon 2.700 kilos de pólvora, 300 más que en el año anterior gracias sobre todo a la decisión de la Asociación de San Jorge de subvencionar su compra en un 30%.

Ese incremento se dejó notar tanto en el Alardo de la mañana como en el de la tarde, al registrarse una mayor intensidad en el disparo de los arcabuces. El estruendo invadió las calles del centro de la ciudad, en un espectáculo que, sobre todo por la tarde, obtuvo una importante respuesta por parte del público. Las batallas, además, se desarrollaron sin incidentes destacables.

Las Embajadas también tuvieron su cuota de protagonismo, gracias sobre todo al buen hacer de ambos embajadores, Juan Javier Gisbert y Ricard Sanz, que una vez más pusieron realismo y empeño a sus parlamentos. La plaza de España también registró una elevada asistencia de espectadores para presenciar unos actos que respiran dramatismo y teatralidad.

El colofón final fue el acto de la Aparición, presenciado por los miles de espectadores que abarrotaron hasta los topes la plaza de España. Tras una espera un poco más larga de lo normal -comenzó con diez minutos de retraso-, que generó algunos pitos, el niño Sant Jordiet, Mauro Alcaraz Gisbert, irrumpió en las almenas del castillo con su caballo para lanzar las tradicionales flechas mientras sonaban los acordes del Himno de Fiestas.

Un castillo de fuegos artificiales que utilizó la iglesia de Santa María como plataforma puso el broche de oro a la Trilogía, aunque algunos festeros aún quisieron alargar la velada disfrutando de los típicos «soparets».

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