La anchura de la carretera que une L'Orxa con Villalonga está menguando por momentos. La falta de mantenimiento propicia que la vegetación de las cunetas se esté comiendo literalmente el asfalto, hasta dejarla reducida a prácticamente un sólo carril en algunos tramos. El vial, construido hace diez años para unir el interior con la costa, tiene además un uso ínfimo debido a que siguen sin habilitarse los accesos.

Fue a principios de 2008 cuando L'Orxa, en la comarca alicantina de El Comtat, y Vilallonga, en la valenciana de la Safor, veían satisfecha una reivindicación histórica. La Conselleria de Infraestructuras ponía en servicio una carretera de cinco kilómetros de longitud para conectar ambos municipios y ,a la sazón, el interior con la costa por el paraje del Pla de la Llacuna.

Quedaban pendientes, sin embargo, otros nueve kilómetros correspondientes a los accesos desde las dos poblaciones, que diez años después continúan sin ejecutarse. A día de hoy y durante todo este tiempo la única forma para llegar a la carretera es por dos pistas forestales que no reúnen precisamente las mejores condiciones debido a las pendientes, el sinuoso trazado y a un firme que, sobre todo en el caso de L'Orxa, deja bastante que desear.

El resultado: la carretera tiene un uso totalmente ínfimo, hasta el punto que pueden transcurrir horas enteras sin que pase ni un sólo vehículo. Sólo los fines de semana suele animarse un poco más el tráfico, pero ni por esas.

Y por si esto fuera poco, la falta de mantenimiento ya hace tiempo que ha empezado a causar estragos. La maleza de las cunetas se está comiendo literalmente el asfalto, hasta el punto de que en algunos tramos el vial ha quedado reducido a un sólo carril. Las protecciones metálicas han sido devoradas por las hierbas en casi todo el itinerario, y además han aparecido grietas en el pavimento y registrado desprendimientos de piedras.

Un panorama desolador que el alcalde de L'Orxa, Arnaldo Dueñas, atribuye a que nadie quiere responsabilizarse de mantenerla en condiciones, «La carretera -señala- es de la Generalitat, pero lo cierto es que nadie pasa por la zona para llevar a cabo trabajos de desbroce ni por supuesto ningún otro tipo de actuación».

Las diputaciones tampoco han asumido estos trabajos, pese a que los ayuntamientos lo han solicitado en alguna ocasión. Sólo en un pequeño tramo de Vilallonga se han desbrozado las cunetas a través de un plan de empleo.