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La cereza cierra la peor campaña en 30 años con pérdidas de 6 millones

La baja calidad de la polinización y las lluvias han dejado la cosecha provincial por debajo del 50%

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La peor campaña de cerezas en 30 años

La provincia de Alicante está a punto de cerrar la que ha sido la peor campaña de cerezas de los últimos 30 años. La baja calidad de la polinización y las lluvias han dejado la cosecha por debajo del 50%, lo que se ha traducido en unas pérdidas económicas de cerca de 6 millones de euros. Los principales daños se han concentrado fundamentalmente en las zonas de montaña, donde apenas se han recogido 100.000 kilos de fruta.

El sector de la cereza en la provincia de Alicante ha vivido este año una campaña para olvidar. Las adversas conticiones meteorológicas han causado estragos en la cosecha, que se ha quedado muy lejos de lo que se esperaba.

Según la información facilitada por el presidente de la Denominación de Origen Montaña de Alicante, Hilario Calabuig, la producción provincial se ha quedado por debajo de la mitad de un año normal, lo que supone 1,5 millones de kilos.

Con todo, es en las denominadas zonas de montaña, configuradas por l'Alcoià, El Comtat y la Marina Alta, donde el descenso de la cosecha ha sido más drástico, hasta el punto de recoger sólo 100.000 kilos de fruta, lo que representa un 10% de la capacidad productora. Mejor le ha ido a la zona del Vinalopó, donde se ha conseguido sacar adelante el 70% de la cosecha habitual.

A la hora de concretar las razones por las que el descenso ha sido tan acusado, Calabuig señala que «todo, desde el principio, ha ido mal. De entrada, la floración, debido a las temperaturas elevadas, arrancó antes de lo previsto, en el mes de febrero. Este adelanto hizo que el árbol no polinizase como debía, por lo que ya registramos mermas. Pero la cosa no ha dejado de ir a peor, porque con el inicio ya de la campaña de recolección llegaron las lluvias, y con ello los daños en las crezas que ya habían germinado». Cabe reseñar, en este sentido, que la lluvia es uno de los principales enemigos de la cereza, toda vez que las agrieta y las hace inservibles para la comercialización.

«Ha sido -lamenta Calabuig- una campaña totalmente ruinosa, la peor en los últimos 30 años, especialmente para las zonas de la montaña, donde la cosecha ha sido absolutamente irrisoria».

Esta caída de la producción, lógicamente, ha tenido consecuencias económicas, con unas pérdidas que se sitúan alrededor de los 6 millones de euros. Según el presidente de la denominación de origen, «los precios han estado bien, entre otras cosas porque las lluvias han causado daños en todas las zonas productoras de España, caso también del Jerte o Aragón, y había muy poca fruta en el mercado. Sin embargo, esta cotización no ha servido ni de lejos para compensar las pérdidas».

El impacto de esta mala campaña, como queda dicho, ha tenido una especial incidencia en comarcas como l'Alcoià, la Marina Alta y El Comtat. A este último territorio pertenece la cooperativa de Planes, donde uno de los integrantes del consejo, Federico Catalá, se lamenta de los malos resultados obtenidos. Según sus palabras, «ha sido un desastre total. Nos ha llovido a todas horas y la cosecha ha sido ruinosa. En 30 años no había visto nada igual, hasta el punto que a la gente que viene a comprar a la cooperativa le tenemos que decir que no tenemos cerezas».

Catalá destaca que la campaña de esta fruta es muy importante para los pequeños municipios de la zona, «porque mueve dinero y también propicia la creación de empleo. Pero este año no ha podido ser. Estamos todos muy decepcionados».

En la misma línea se expresa Alberto Llorens, técnico y agricultor del mismo municipio, quien coincide a la hora de señalar que «se han dado todos los factores negativos para que la cosecha de cerezas haya sido un auténtico desastre. Tanto la polinización como la recolección han ido fatal por las condiciones tan adversas con las que nos hemos encontrado».

Manos de sobra

El fuerte descenso de la producción ha propiciado que los problemas derivados del coronavirus no hayan tenido apenas incidencia en el sector. Como se recordará, las medidas de confinamiento y las restricciones en la movilidad despertaron el temor a no encontrar mano de obra suficiente para la recolección de la fruta. Sin embargo, Hilario Calabuig señala que «hemos tenido tan poca cosecha que apenas han hecho falta manos para recoger las cerezas. Sólo al principio hubo algún problema con el transporte de los recolectores, que afortunadamente se pudo solucionar de forma rápida».

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