El estudio impulsado por el servicio de vida silvestre de la Generalitat pretendía conocer la abundancia de ardillas en la provincia y se basó en los datos sobre atropellos. Así, en la carretera CV-797 entre Alcoy y la Font Roja se cuantificaron 38 entre 1991 y 2014; por 21 en la CV-795 entre Alcoy y Banyeres de Mariola; y casi un centenar en la comarca de l'Alcoià.

Aunque el estudio no cifra la población, sí muestra con mapas cómo en 2001 apenas se había avistado la ardilla en la provincia mientras que en 2015 se ha detectado en casi todos los municipios. Aunque actualmente donde más hay es en los parques naturales de Mariola y Font Roja (es habitual verlas en invierno incluso en los árboles del cementerio de Alcoy), se extendieron desde Guardamar.

Los primeros datos sobre ardillas en Alicante, según el estudio de la Conselleria, hablan de una reintroducción en el pinar litoral de Guardamar en 1998. Ese año, el Ayuntamiento autorizó la captura de ejemplares en la Sierra Calderona (Valencia) para repoblar el pinar y aumentar su riqueza biológica y atractivo. En una primera fase se obtuvieron cinco crías: algunas fueron criadas con biberón.

Hasta 2005 se sumaron observaciones en la Vega Baja, otras dispersas por la provincia y en el interior, en Alcoy. Esto sugiere, dice el informe, una expansión desde Guardamar, Murcia por el oeste, de Valencia por el norte y reintroducciones de origen desconocido.