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«No es que las hijas de Sala tuvieran celos de su hermano, quizá se sintieron apartadas»

Una empleada del servicio define al sospechoso del asesinato como «una persona nerviosa, muy hiperactivo, pero no violento»

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Segunda comparecencia en los juzgados de Miguel López

«Yo no lo llamaría celos exactamente, pienso que son posiciones, es decir, que ellas a lo mejor se sintieron un poco apartadas». Así declaró ante el juez que investiga la muerte de María del Carmen Martínez una empleada de hogar que lleva más de dos décadas trabajando al servicio de la familia Sala Martínez cuando fue preguntada por la relación de las tres hijas del expresidente de la CAM (Mar, Antonia y Fuensanta) con su hermano Vicente.

La mujer explicó que «según la voluntad del señor Sala su hijo debía ponerse al frente del negocio familiar (...) porque siempre sha estado al lado de él, se ocupaba de la empresa y se consideraba que era el capacitado (...) lo que no aceptaban bien sus tres hijas».

En otro momento del interrogatorio, y al ser preguntada por Miguel López, el yerno de expresidente de la CAM sospechoso de haber matado a su suegra de dos disparos en la cabeza en el negocio de la automoción de la familia que regentaba, la empleada le definió como «una persona nerviosa, con muchísima hiperactividad (...) pero no violento. Muy nervioso, pero no violento. (...) Yo en 21 años jamás he visto un mal gesto, una palabra, un insulto»·, concretó la testigo que relató un incidente acaecido en la casa en junio del año pasado, en los días previos al consejo de administración en el que las tres hermanas cesaron al primogénito y la antesala de la junta de socios en la que se disolvió este órgano y se le nombró administrador único .«Había un cierto malestar, por llamarlo de alguna forma, y el señor Miguel se levantó, hubo unas palabras, dio un puñetazo en la mesa y miró a la señorita Toñi (hermana de la fallecida). El señor Miguel salió del comedor, eso era sábado, y al día siguiente volvieron a comer. Don Miguel es una persona nerviosa pero ese nerviosismo le dura 30 ó 60 segundos», precisó la trabajadora.

A preguntas del juez, la mujer se refirió a las relaciones en la familia antes del que estallara el conflicto por el control de las empresas. «Ustedes tendrían que ver cómo era esa familia, cómo se llevaban... comían juntos todos los días, viajaban juntos, había respeto absoluto, educación modales, increíble».

Una situación que cambia radicalmente a raiz de la pelea empresarial cuando, según las palabras de la testigo, «digamos que la familia no es que rompa, se divide».

La asistenta de los Sala contó que a partir de ese momento dejó de haber comunicación entre los dos bandos en que se fracturó: la madre, el hermano y la tía por una parte y las tres hermanas por el otro. «¿Y respecto al nietos?», preguntó el juez. «No tenían comunicación tampoco, ni con su abuela, ni con la señorita Toñi ni con el señor Vicente. Digamos que se posicionaron», explicó.

La trabajadora relató también que esta situación había sumido en el «abatimiento» a su jefa, a quien definió como una mujer «con una personalidad arrolladora, con muchas tablas, muy extrovertida, que pisaba fuerta y no se dejaba amedrentar».

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