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El Gobierno descarta el trasvase del agua de Cullera para consumo urbano por contener plaguicidas

Un informe del Ministerio de Agricultura da la razón a la Junta de Usuarios del Júcar-Vinalopó en su denuncia sobre la mala calidad del caudal del Azud de la Marquesa y allana el camino para el envío desde Alarcón

El agua que llega al Azud del la Marquesa, donde el caudal se junta con el del mar, presenta insecticidas en diferentes épocas del año. INFORMACIÓN

Un informe del Ministerio de Agricultura, realizado por los técnicos del Cedex, ha dado la razón a los futuros usuarios del agua del Júcar en el Vinalopó, l´Alacantí y la Marina Baixa, al determinar que el caudal que se toma en el Azud de la Marquesa no tiene la calidad sanitaria para poder ser utilizada para el consumo humano, incluso aunque se tratara de una potabilizadora, al contener plaguicidas durante muchos meses del año. Circunstancia de la que viene alertando el Instituto de Geografía desde 2005 y que por fin se admite de manera oficial.

El estudio pone fin a nueve años de lucha de la Junta Central de Usuarios contra el propio Gobierno, entonces del PSOE y ahora del PP, y los agricultores valencianos, que siguen negándose a trasvasar agua a Alicante de otro punto que no sea Cullera, en la desembocadura del río, y acaban de pedir por carta a la ministra Tejerina que descarte la tomas de Alarcón, Bellús y, por supuesto, la toma de Cortes de Pallás, la única que solucionaría para siempre el problema de la sobreexplotación de los acuíferos en la provincia.

El informe del Cedex admite que en Cullera hay agua en cantidad para trasvasar, pero resulta imposible que sea la única alternativa, debido a la escasa calidad -el caudal está repleto de restos de plaguicidas- y los elevados costes energéticos para elevarla hasta la provincia tras superar los 768 metros de diferencia entre el Azud de la Marquesa y el Vinalopó.

De ahí la alternativa del embalse de Alarcón donde los datos son irrefutables. Hay agua de sobra para enviar los 12 hm3 al Vinalopó, máxime porque, además, los regadíos de la Acequia Real del Júcar y la Ribera valenciana se han modernizado con los 188 millones de euros transferidos por el Gobierno y el Consell. En estos momentos y según los datos que maneja la Conselleria de Agricultura, en los embalses de la cuenca del Júcar hay almacenados unos 200 hm3 gracias a los ahorros logrados por la modernización. Ni uno ha llegado a Alicante. El Cedex manejó hasta nueve escenarios diferentes y con variables distintas para cada uno de ellos. Y en todos se llegó a la misma conclusión: trasvasar aguas desde Cullera a Alicante resulta desaconsejable para la salud e inviable económicamente.

Según los informes que manejan Consell y Ministerio, las disponibilidades del río Albaida, desde donde se compensará a los regantes valencianos por la captación de recursos en el embalse de Alarcón (llegarán a Alicante por la infraestructura del Tajo-Segura), oscilan en torno a una media de 58 hm3 anuales, lo que permite atender los 23 hm3 de demandas pendientes a cargo de estos recursos. De esos 35 hm3, la media de regulación garantizada es de unos 17 hm3 anuales, cifra superior a los 12 hm3 asignados a Alicante.

El Ministerio de Agricultura empieza a rectificar, y si no hay nuevas sorpresas se salvará de tener que devolver los 120 millones de euros que le prestó Bruselas para construir el trasvase Júcar-Vinalopó, ya que la «solución Alarcón», permite presentar a la Comisión Europea un trasvase que sirve para beber y regar. La incorporación de los ayuntamientos al trasvase, los mismos que quedaron descolgados en 2005 cuando se cambió la toma y se decidió captar el agua en Cullera da también viabilidad económica al proyecto. El trasvase de socorro del pasado septiembre y primero de la historia de los 8 hm3 desde el Azud de la Marquesa, se pagó a 0,15 euros el metro cúbico porque estuvo subvencionado, ya que el precio del agua era de 0,40 euros/m3.

El gran problema

Para el Instituto de Geografía de la Universidad de Alicante, el gran problema del río Júcar no es el trasvase desde Cortes de Pallas. El gran problema está en la Mancha Oriental, donde sigue la expansión imparable del regadío, que suma ya más de 135.000/ha. «Y sobre este gravísimo problema, nadie dice nada ni nadie pone solución: ni la Confederación Hidrográfica del Júcar, ni el Ministerio ni los regantes de la Ribera. Hay agua del Júcar para regar maíz y alfalfas en Castilla-La Mancha pero no para beber en Alicante», subraya Antonio Rico, director del Instituto, que considera un «ejemplo de insolidaridad que la Ribera valenciana, la misma que recibe agua de un río alicantino, el Serpis, se niegue a darnos agua para beber».

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