Francisco García, vecino de Santa Faz, tiene en su casa dos cajas con sábanas y mantas, y una televisión, que recogió en la entrada lateral del convento el miércoles, cuando ya se habían ido las monjas. Según García, la portera del monasterio y otra vecina le dijeron que pertenecían a las hermanas. La portera lo negó asegurando que eran donaciones de personas para los pobres y que no tiene acceso al recinto de clausura. El capellán, José Luis Casanova, negó asimismo tener llave del convento.
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