Psicosis con las mascarillas. Es lo que está sucediendo en las farmacias de Alicante desde que se detectó el coronavirus en Italia. Las mascarillas se agotaron ayer en pocas horas en muchas boticas, por segunda vez en apenas un mes. A finales de enero, quedaron desabastecidas de este artículo por la demanda de inmigrantes chinos inmigrantes chinosque adquirían de forma masiva cajas enteras para enviarlas a su país pero la novedad con lo que está sucediendo ahora es que son los españoles los que están arrasando con las mascarillas, que se agotaron en farmacias del centro de Alicante, de San Blas, de Campoamor y de la zona de playas, entre otros lugares.

En las farmacias de la provincia estaban ayer asombrados por la repentina fiebre de los alicantinos por las mascarillas.

La farmacia Francisco Fernández Beltrán, en la avenida del Doctor Rico de Alicante, vendió en cuatro horas alrededor de 200 mascarillas, unas 150 de tipo quirúrgico y el resto para polvo, ácaros y polen, que vienen en cajas de tres, de las que se llevaron una quincena. A la una de la tarde le quedaban unas pocas cajas antipolen y seis tipo quirúrgicas que volaron con un encargo telefónico y una compra presencial de una clienta, quien admitió que «la gente está asustada. Si está en Italia (el virus), poco tarda en llegar aquí». «Eso se transmite a la velocidad de la luz», apuntó otra clienta. La farmacéutica, María José Ardite, afirmó que ayer fue el día que más mascarillas ha vendido desde que se conoció el coronavirus, por encima de las cifras de enero, cuando la colonia china las agotó en muchos establecimientos para enviarlas a sus familiares. «Con lo de Italia la gente tiene más fobia. Gente que dice que se va de viaje en avión y que les han dicho que las lleven, pero que compran 10 ó 20». También apuntó el caso de una trabajadora de una agencia de viajes en contacto con parejas que han estado de viaje de luna de miel en Venecia, que se llevó varias como medida preventiva.

Coronavirus en Italia

En la farmacia de Tomás Lloret, tras el brote de Italia, vendieron ayer más de cien mascarillas, «de cada dos personas que entran, una las pide», apuntó el farmacéutico alicantino, que tiene demanda sobre todo de personas empleadas en grandes centros de trabajo. En su establecimiento advierten que no es un artículo seguro frente a los virus porque la malla que llevan, si se mira al microscopio, es muy grande y deja pasar «regimientos» de virus «pero la gente se queda más tranquila».

Las mascarillas «de las buenas», las que llevan filtro, están agotadas por personas asiáticas desde que salió el virus en China.