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La provincia cierra los últimos 40 días con menos horas de sol que Berlín y París

El mal tiempo que ha marcado la primavera en Alicante, con mucha lluvia, coincide con un periodo de anticiclón en el centro y norte de Europa

El mal tiempo ha acompañado hasta hora el confinamiento y, si llueve, no luce el sol y no hay luz. rafa arjones

Los cuarenta días de confinamiento obligado por la crisis del coronavirus han sido excepcionalmente fríos y lluviosos en la Comunidad Valenciana y en la provincia de Alicante donde se están registrando menos horas de sol que en capitales del norte de Europa como París o Berlín. Por lo que respecta al número de horas de sol, normalmente mucho más elevado en el litoral Mediterráneo español, también Berlín (370), París (336), e incluso Ginebra (336) han superado ampliamente los registros de Alicante (243), Castellón (180) o València (162) en este mismo periodo. La provincia de Alicante ha cerrado estos primeros cuarenta días de confinamiento con 243 horas de sol. Jorge Olcina, director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, explicó ayer que han coincidido dos circunstancias. Los días de lluvia por la sucesión de pequeñas situaciones de gota fría y, por otro lado, el buen tiempo en el centro y norte de Europa. Todo relacionado directamente con el cambio climático.

Según los registros de la Agencia Estatal de Meteorología, desde el 16 de marzo se ha registrado una precipitación acumulada que supera los 280 litros por metro cuadrado en Castellón, los 150 litros/m2 en Valencia y los 116 litros en Alicante, mientras que en los observatorios de París y Berlín apenas se han registrado 7,4 y 5,7 litros, respectivamente.

Al contrario de lo que es habitual, en este periodo también se han registrado más días lluviosos en Valencia o Castellón (20 días con lluvia desde el inicio del confinamiento) o Alicante (18) que en París o Berlín, donde sólo ha llovido en tres ocasiones desde el 16 de marzo.

Asimismo, las temperaturas máximas medias (diurnas) desde el inicio del confinamiento también han sido más altas en París (18,1 grados) que en València o Castellón (17,9), y sólo la ciudad de Alicante ha tenido registros aproximados a la media histórica, con 18,9 grados.

«La segunda quincena de marzo y lo que llevamos de mes de abril se ha caracterizado por la llegada frecuente de pequeñas gotas frías a la península Ibérica y al litoral mediterráneo, lo que ha provocado que fueran abundantes los días nubosos y con lluvia. De manera que los valores de insolación han sido anormalmente bajos en nuestro territorio», apuntó ayer Jorge Olcina.

Frente a ello, según el climatólogo, Europa occidental y septentrional han disfrutado de abundantes días despejados, con sol y sin lluvias, debido a la instalación allí de anticiclones. «De manera que podemos decir que la circulación atmosférica en Europa se ha invertido. En el norte, anticiclón y en el sur, gotas frías y borrascas. Cuando lo normal es que ocurra lo contrario. Esto es lo que explica que aquí hayamos tenido valores anormales de insolación (muy bajos) y en el centro y norte de Europa los hayan tenido también anormales, pero por ser muy altos, para la época del año», aseveró Olcina.

Un informe del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante sobre la evolución del clima en la provincia en los últimos años constata que el riesgo de que se produzcan lluvias torrenciales (popularmente conocidas como gota fría) ha dejado ya de ser un fenómeno del otoño, y se ha ampliado a nueve meses al año, en concreto desde el inicio de la primavera al final del otoño.

El cambio estacional de las lluvias y la intensificación de los chubascos, el aumento de las «noches tropicales» -el termómetro no baja de los 20 grados con humedades del 70%- y el calentamiento del mar constituyen tres evidencias claras del cambio climático en el litoral mediterráneo. español.

Así lo ha trasladó ayer a Efe el presidente de la Asociación de Geógrafos Españoles y responsable del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, el catedrático Jorge Olcina, quien subrayó que estos tres factores «están ya corroborados con datos científicos», por lo que «han dejado de ser supuestos y son manifestaciones claras de calentamiento climático».

La variación de las precipitaciones se refleja en un incremento de las lluvias en otoño y una caída durante la primavera, lo cual debe tener una repercusión directa en la planificación hidrológica, puesto que las aguas en el primer trimestre del año son muy valiosas para el desarrollo con normalidad de la actividad agraria y para la acumulación de reservas hídricas en embalses y acuíferos.

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