Familias que pasean los domingos en el entorno de las lagunas de Rabasa, visitando por primera vez sus nidos de ametralladora de la Guerra Civil; y senderistas con sus palos para salvar los desniveles de la Serra Grossa que se sorprenden con los refugios, garitas y otros vestigios de la contienda bélica que hay en este monte, además con vistas al mar. Son parajes que siempre han estado ahí pero que muchas familias de Alicante descubren ahora obligadas por las restricciones de la pandemia, empezando por el cierre perimetral que impide abandonar el municipio los fines de semana hacia otros destinos. A esto se suma que los espacios más frecuentados al aire libre, como las playas y los montes urbanos del Benacantil y el Tossal, están a menudo demasiado transitados, por lo que las excursiones a estos entornos paisajísticos alternativos se multiplican.

Las lagunas de Rabasa son varios espacios acuáticos que suman unos 30.000 metros cuadrados de lámina de agua. Son lagos artificiales originados por extracciones de arcilla empleadas para la fabricación de elementos cerámicos. En el entorno hay además antiguos nidos de ametralladora, eso sí, llenos de pintadas, y para llegar, los senderistas se encuentran con numerosas escombreras y vertederos ilegales. En la Serra Grossa hay defensas antiaéreas conformadas por baterías, plataformas para artillería, garitas, refugios y trincheras; así como grafitis que realizaron los soldados durante la guerra que han sido objeto de actos vandálicos. El Ayuntamiento de Alicante retomará las restauración de estos refugios, en los que ya se actuó en 2017, y ha pedido dinero al Consell para espacios ya reformados que se han deteriorado con el paso del tiempo como los caminos y el frente de cantera o los restos del molino de El Molinet, además de preparar una nueva señalética para el paraje.

Senderistas en la Serra Grossa y un grupo que disfruta con las privilegiadas vistas a la bahía que ofrece este espacio natural. | RAFA ARJONES

Tanto los vecinos como los ecologistas piden más limpieza y protección para ambos entornos. Rafael Martí, de la asociación Sagrada Familia de Rabasa, destaca el trasiego de visitantes desde las 10 de la mañana hasta las ocho de la tarde los domingos. «Se van a los lagos, a los caminos de Borja...La asociación de vecinos piensa que el Ayuntamiento debería adecuar las lagunas. No para de venir gente, y eso revaloriza el barrio. Lo que no saben es que hay quien tira a las lagunas de todo, hasta coches».

El Catálogo de Protecciones aprobado provisionalmente el 9 de septiembre de 2020, a la espera de aprobación definitiva por la Generalitat, incluye las lagunas de Rabasa. Respeta en su integridad la ficha de la sección de patrimonio natural que el gobierno tripartito quiso aprobar en 2017 a propuesta del exconcejal de Urbanismo, Miguel Ángel Pavón, según recordó el que fuera edil, «y que tres años después han terminado aprobando los mismos que lo impidieron entonces, PP y Cs, aduciendo que era un obstáculo a Ikea». La delimitación incluye las cinco lagunas y un entorno a su alrededor. Dos de los lagos ya estaban protegidos con anterioridad por el Plan General de Ordenación de 1987 como suelo no urbanizable de especial protección.

El cierre perimetral del municipio de Alicante los fines de semana multiplica las excursiones familiares a las lagunas de Rabasa

El cierre perimetral del municipio de Alicante los fines de semana multiplica las excursiones familiares a las lagunas de Rabasa Pilar Cortés

Así está considerada también la Serra Grossa. La misma delimitación, ampliada en un tramo de la costa y en una zona verde junto a la umbría de la sierra, aparece en las fichas del Catálogo de Protecciones desde 2017. Sin embargo, se está convirtiendo también en espacio de macrobotellones nocturnos en la pandemia y los vecinos de los edificios próximos a la sierra de San Julián, más cerca de la Albufereta, observan de noche las luces de los móviles y las linternas de los asistentes.

Carlos Arribas, de Ecologistas en Acción, pide al Ayuntamiento que asimile la orden que está tramitando la Generalitat para evitar las aglomeraciones en los espacios naturales y le invita a legislar algo similar, a la vez que insta a incrementar la vigilancia de los vertidos en todo el área periurbana de Alicante y a cuidar más la Serra Grossa, que encuentra muy abandonada, con una elevada mortalidad de árboles.

El covid descubre parajes de siempre