La charla-coloquio «Universidad y Ciencia» ha ofrecido un interesante análisis sobre la situación por la que atraviesa la investigación universitaria en España, en general, y en Alicante en particular. El ciclo «Mucho que contar» del Foro 4 Estaciones patrocinado por el Banco Sabadell y el Club INFORMACIÓN ha reunido este miércoles a la rectora de la Universidad de Alicante, Amparo Navarro, y al investigador distinguido del Instituto Multidisciplinar para el Estudio del Medio y del Departamento de Ecología de la Universidad de Alicante, el sajeño Fernando Maestre Gil. Ambos han coincidido con sus intervenciones y puntos de vista en los cuatro asuntos planteados en la velada por Toni Cabot, director del Club INFORMACIÓN.

El tema concerniente a las dificultades, oportunidades, retención y captación de talento en la carrera investigadora ha sido el de mayor aportación del foro. Los dos participantes se han mostrado esperanzados en el prometedor relevo generacional que se avecina en la Universidad. Consideran que actualmente hay mucho talento en ciernes, que permitirá dar un vuelco a la investigación a medida que las nuevas generaciones se vayan incorporando a los puestos. Para Maestre en España «hay mucha ciencia pero pocas plazas» y ha destacado como principales problemas la escasez de recursos y el carácter endogámico del actual mundo académico. Una falta de financiación y de plazas que desatan una competencia feroz por conseguirlas, lo que genera una «tóxica» presión entre los aspirantes. También se queja de una excesiva burocracia y de un problema estructural en la universidad española: la asignación de plazas públicas no ha seguido siempre un proceso abierto y competitivo. Muchas veces se han asignado a dedo al candidato o candidata por lealtades, pleitesías y relaciones mal entendidas. Y a todo ello se une la precariedad laboral y los bajos salarios.

El relevo generacional dará un vuelco a la investigación en la Universidad JOSE NAVARRO

«Desde que en los años 90 se puso énfasis en que los investigadores nos marcháramos a otros países punteros, sobre todo para conocer sus métodos de trabajo y revertirlos posteriormente en España, se ha producido una importante diáspora. Y, contrariamente a lo que se perseguía, esos terceros países se han beneficiado gratuitamente de nuestra formación, que ha sido costeada por el sistema educativo español», lamentaba anoche el reputado biólogo. Además, el esfuerzo realizado en los diez últimos años por el Estado para captar al talento se ha encontrado, paradójicamente, con un sistema universitario endogámico, en el que no se ha procurado un encaje armónico con los investigadores que no han salido al extranjero. Pero tanto Maestre como la rectora Amparo Navarro son optimistas de cara al futuro. Entre los investigadores que se están incorporando al sistema hay mucho nivel y ellos van a ser los encargados de dar un vuelco de calidad científica en la UA. Por eso insisten en la necesidad de disponer de más recursos y una mayor flexibilidad, si bien coinciden en que en los últimos cinco años se está presentando un proceso de transformación muy positivo. «La ciencia es cara y requiere de muchos recursos pero también es una inversión que repercute en beneficios para todo el Estado», apuntaba la rectora instando a la sociedad a valorar a sus científicos. «España ha sido un erial desde hace cuarenta años en el campo de la investigación -Severo Ochoa fue el último Nobel español- y en este sentido la UA ha sido un revulsivo pero el principal escollo al que se enfrenta la Universidad Pública es poder retener el talento que atrae», puntualizaba Navarro aludiendo, como ejemplo negativo, a los «sueldos ínfimos que hace que muchos investigadores acaben en la empresa privada». Un asunto que Maestre ha resumido concluyendo que «si traes a gente buena te traerán cosas buenas en el 99% de los casos».

El relevo generacional dará un vuelco a la investigación en la Universidad

El otro gran tema entorno al que los dos ponentes han ofrecido su singular visión tiene que ver con la felicidad en los laboratorios y las condiciones para desarrollar una carrera universitaria saludable. Sobre este aspecto el científico de Sax ha obtenido una enorme notoriedad mundial, tanto en la comunidad científica como en el ámbito institucional, por el artículo sobre las diez reglas de la felicidad en la investigación y una columna de opinión que publicó en dos prestigiosas revistas internacionales. «Yo no soy un psicólogo ni un gurú, como algunos han llegado a decir, pero mi propia experiencia al frente de grupos de trabajo me ha hecho llegar a una conclusión que parte del sentido común y es, sencillamente, que «si trabajamos con felicidad y colaboramos producimos más y mejor en todos los sectores y en todos los ámbitos». Él lo tiene muy claro: «no somos más productivos ni hacemos más ciencia si trabajamos más horas. Lo que hay que hacer es trabajar bien», subraya el biólogo elogiando la valentía de la rectora por su decidida apuesta en aplicar el decálogo para promover la felicidad en los grupos de investigación. Pero el equipo de Amparo Navarro no se quiere quedar solo en meras intenciones. Precisamente por eso la Universidad de Alicante ya ha creado un Centro de Atención Psicológica y ha llevado a cabo un acto público para que los responsables de los laboratorios suscriban el decálogo de buenas prácticas. «En nuestra Universidad hay 4.000 trabajadores y los recursos humanos hay que cuidarlos prestando una especial atención a su situación psicosocial», apuntó anoche, admitiendo que «jurídicamente estamos obligados a propiciar un ambiente de trabajo feliz y debemos velar para que así sea».

Había «Mucho que contar» y la ciencia como motor del tejido empresarial, unido a la importancia de la transferencia de conocimiento, fue el otro gran tema que Toni Cabot propuso en la charla. Para Maestre existe un déficit de investigación e innovación dentro de las empresas, sobre todo entre las pymes, y también falta mejorar la comunicación y la transferencia de los conocimientos científicos al tejido empresarial. Esto a su juicio se debe a que no se les ha sido formado para dar a conocer los resultados de unas investigaciones que, sin embargo, pueden ser de gran ayuda para el tejido productivo. «Servimos a la sociedad y una manera de servirla es adaptándonos a las necesidades de las empresas», comentó Maestre. También la rectora ha sido muy clara en este sentido: «Estamos obligados a aplicar los resultados de la investigación a la sociedad. El Estado ha invertido mucho en las Universidades y debemos ofrecernos a las empresas como su particular laboratorio de I+D+i». Precisamente la UA lleva muchos años al servicio a las pymes de la provincia pero los pequeños empresarios no lo aprovechan por desconocimiento o desconfianza en la institución.

Por último, los dos invitados también coincidieron en la labor de promoción, divulgación y espíritu crítico que el mundo universitario debe hacer para reivindicar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.