Un 35% menos de miel y más cara. Los apicultores de la provincia de Alicante se encuentran contra las cuerdas por el descenso de la producción en un año derivada de las plagas y el cambio climático, a lo que se suma la falta de ayudas económicas de la Generalitat, la única Administración de España que no ayuda al sector, según denuncian las organizaciones agrarias. Un derivada directa es que los turroneros de la provincia tienen que comprar este año la miel en el resto de España para asegurar su producción, o pagar más por la de Alicante, en el caso de los artesanos que fabrican este dulce navideño típico alicantino bajo la Denominación de Origen Jijona y Turrón de Alicante, que les obliga a elaborar el turrón con miel autóctona de la provincia. En Xixona se producen unas 20 millones de tabletas de turrón al año con Denominación de Origen. No peligra la producción pero desde Asaja-Alicante recuerdan que el coste de producción será más elevado y puede repercutir en el precio final del turrón.

En la provincia de Alicante la actividad ha caído debido tanto a factores climáticos y sanitarios como a las malas políticas que se aplican por parte del Consell a la apicultura, según denuncia Asaja-Alicante. «En esta comunidad en vez de ayudarla a sobrevivir, la están ayudando a morir. Nada que ver con el resto de España. La producción ha disminuido un 35%. La provincia de Alicante ha pasado de producir 825,4 toneladas de miel en 2019, a 545,6 toneladas en 2020», subraya Inmaculada Segura, delegada de la sección de Apicultura en Asaja-Alicante.

La miel de la provincia tiene muchas salidas. Se comercializa a través de cooperativas, de grandes empresas y también algunos apicultores que venden directamente consumidor final. En el resto de España también se ha producido una disminución en la producción por motivos sanitarios debido a la plaga de la varroa, un ácaro que llega a las colmenas transportada por las propias abejas, y del cambio climático, pero a diferencia de la Comunidad Valenciana, los productores españoles reciben ayudas para mantener esta actividad tan importante para el medio ambiente. Prácticamente toda la miel que se elabora en España se exporta porque es de muy buena calidad. Alicante es famosa por su miel de de azahar y romero, pero también hay apicultores que utilizan tomillo, espliego, cantueso, roble….

La totalidad del sector apícola de la Comunidad Valenciana (organizaciones profesionales agrarias, cooperativas y empresas) han emitido un comunicado conjunto para denunciar la desidia y falta de soluciones a los problemas del sector de la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Transición Ecológica y Emergencia Climática durante los últimos meses. Todas ellas consideran que si no existe una respuesta adecuada y diligente por parte de los representantes agrarios de la Generalitat estudiarán un nuevo calendario de protestas ante el «ninguneo» evidente a que se ven expuestas.

Según denuncian, el pasado 8 de julio las organizaciones agrarias La Unió, Asaja, Apac, UPA, Arva y CCPV-Coag, junto a las asociaciones Anae y Promiel, enviaron una carta a la Conselleria de Agricultura en la que le solicitaban una reunión para analizar las ayudas a fin de mejorar las condiciones de producción y comercialización de miel en la Comunidad Valenciana. «Transcurridos ya más de tres meses desde la misma, nadie de la Conselleria se ha dignado siquiera a contestar», apuntan desde Asaja-Alicante.

«En Andalucía, Castilla y León, Cataluña, Extremadura y Murcia -comunidades autónomas relevantes en el sector apícola junto a la Comunidad Valenciana- sí han aumentado el presupuesto de esas ayudas para sus apicultores este año y añadido mejoras como un segundo tratamiento. Ese aumento del presupuesto se basa en una aportación del 50% por parte de la Comisión Europea, un 25% el Ministerio de Agricultura y un 25% la comunidad autónoma. «Al parecer la Generalitat no quiere aportar esa subida y por ello se niega a reunirse con el sector», señalan las organizaciones.

«Aparte de todo ello, se sigue con el acuerdo de la Pinyolà (evitar la polinización cruzada de cítricos que impiden la instalación de colmenas en muchas áreas agrícolas) sin soluciones a corto plazo para los apicultores, a los que se les sigue impidiendo producir con normalidad miel de azahar», denuncian las organizaciones. «No se conceden ayudas agroambientales pese a los beneficios para el medio ambiente de la polinización apícola, cada vez existen más problemas relacionados con la mortandad de abejas por enfermedades y, pese a ello, se continúa con una estrategia de no escuchar al sector».

Xixona produce 20 millones de tabletas de turrón al año bajo el certificado de Denominación de Origen. | JUANI RUZ

Algo que, según Asaja, sí se produce en otras comunidades autónomas, donde existe una comunicación fluida y estable con las organizaciones apícolas más representativas, así como con el apoyo evidente que se otorga desde las propias instituciones europeas al sector apícola.

Esta crisis de los apicultores, podría verse agravada si se aprueba la modificación a la ley autonómica de ganadería de 2003, derivada del proceso de revisión que comenzó en enero de 2019.

Entre los cambios que podrían entrar en vigor, de aprobarse definitivamente dicha variación, hay uno que afecta especialmente a los productores de miel. Se trata de la imposición de sanciones a aquellos apicultores que mantengan sus colmenas en áreas no autorizadas durante los meses de marzo, abril y mayo. Las sanciones que establece la nueva normativa irían desde los 3.000 y hasta los 60.000 euros.

La «Pinyolà» surgió después de que en los años 80 se introdujera una nueva variedad de árboles de mandarina, que tiene la peculiaridad de que si es polinizado durante los meses de marzo, abril o mayo, el fruto desarrolla una semilla de gran tamaño que reduce la calidad del producto. Por ese motivo, los apicultores accedieron a retirar sus colmenas de las zonas marcadas durante esos meses y a cambio, recibían una indemnización.

Por otro lado, desde el colectivo «La Abeja es Vida», que agrupa a los ecologistas, se insiste en el grave perjuicio medioambiental que supone la desaparición de las abejas y el interés de muchos agricultores por la polinización natural. Hay cultivos como el aguacate que necesitan de las abejas y se encuentran con impedimentos para que trabajemos con las colmenas. «Y cada vez hay más producción ecológica que necesita de las abejas. Es algo que se está potenciando en toda Europa y que aquí está penalizado», subrayan desde el colectivo.

Apicultores y empresas del sector constituyeron la asociación «La abeja es vida» con el fin de «salvar al sector apicultor de su desaparición» y que aspira a ser, desde su epicentro en la Comunidad Valenciana, una organización profesional de ámbito nacional con interlocución ante las Administraciones.

Este colectivo, que tiene como objetivo la defensa de la apicultura, las abejas y su beneficio medioambiental, destaca que la primera acción es conseguir la anulación del decreto de la «pinyolà», porque, está «desfasado» y obstaculiza «la actividad apícola, la pervivencia de las abejas y la polinización en las zonas citrícolas». Este decreto, creado para evitar la polinización cruzada de cítricos, que impide la instalación de colmenas en muchas áreas agrícolas es el primero por el que este colectivo ha decidido activarse.

La muerte de las abejas es más frecuente en invierno

Los científicos estiman que el declive de las abejas tienen muchos factores. Algunas veces las causas comunes de la muerte de las abejas, más frecuentes en invierno, son fáciles de determinar incluso para un apicultor principiante. Sin embargo, la mayoría de las causas de la muerte de las abejas son difíciles de descifrar para un apicultor inexperto. Lo más detectable entre las causas es una reina fallida, mal fecundada, vieja o enferma. Durante la estación cálida del final de la primavera, cuando una reina es deficiente y comienza a volverse infértil, las abejas a menudo la reemplazarán por otra con éxito, pero otras veces no. Y también están las plagas.

Un apicultor muestra un panal de abejas. | JINFORMACIÓN