Como si fuera una cena más. Un encuentro de amigos un viernes noche en Alicante. Una quedada para recordar viejos tiempos y planear el futuro. El alcalde de Alicante, Luis Barcala, intentó este lunes restar importancia a la «quedada» multitudinaria que tuvo lugar el pasado viernes en un restaurante de la ciudad para celebrar la absolución de Sonia Castedo en el caso PGOU, que la exregidora popular aprovechó para dejar abierta la puerta a su regreso a la política y, sobre todo, para enviar mensajes a Barcala, aunque sin citarlo directamente. Tres fueron las preguntas a las que se expuso el regidor popular. Cuestionado por si se sintió aludido por las palabras de Castedo, el alcalde negó la mayor: «En absoluto, en absoluto». Preguntado por si le molesta ser protagonista involuntario de la cena de amigos, Barcala intentó restar importancia a la lectura política en un tono sonriente: «Me alegro que la gente se reúna, celebre... Me parece estupendo, no me preocupa en absoluto». Interpelado, por último, por si no le resultaba curiosa la ausencia de concejales del PP y de asesores municipales, algunos de ellos amigos personales de Castedo, el regidor cambió el gesto para intentar zanjar un asunto que todo apunta que tendrá recorrido en los próximos meses: «No voy a hacer ninguna valoración de fiestas privadas. No valoraría una cena en mi casa. Es algo privado. No tiene sentido».
Sin asistir, fue protagonista
Y es que Barcala, sin asistir obviamente a la cena del viernes, tuvo sus dosis de indeseado protagonismo. «Me siento orgullosa de haber trabajado por mi ciudad y sigo teniendo fuerzas para seguir trabajando por mi ciudad y por mi gente. A quien tanto le preocupa esta quedada, le recomiendo que deje de preocuparse o sufrirá desde aquí hasta las próximas elecciones [en 2023]» Así se pronunció Sonia Castedo en una «rentrée» que no dejó indiferente a nadie. Una cena de amigos en la que reunió a unas 400 personas se convirtió este pasado viernes, de facto, en el regreso a la esfera social de Castedo. Entre los invitados no estaba Barcala, a quien la exalcaldesa dirigió mensajes directos, aunque en supuesta clave. Tampoco hacía falta saber la contraseña para descifrarlos. Todos los presentes sabían la dirección de los dardos de Castedo. «No debemos nada a nadie. Sólo hemos trabajado por nuestra ciudad, y pensamos seguir haciéndolo, guste más o menos». Así finalizó Castedo su discurso improvisado, en el que agradeció a su gente el apoyo durante los últimos doce años, desde que se inició la investigación judicial, y en el que aprovechó para sembrar dudas sobre su posible regreso a la escena política, un movimiento que preocupa, como así demuestran, en el entorno de Barcala. Desde hace semanas, en los círculos políticos de la ciudad, se miraba hacia la cena de Castedo. No era una cena más, y cualquiera era consciente, incluido Barcala pese a sus afirmaciones de este lunes tras un acto público. Entre los asistentes hubo caras conocidas, y también muchas anónimas. Del actual equipo de gobierno, formado por PP y Ciudadanos, no estuvo nadie. Tampoco se les esperaba. La evidente enemistad entre Castedo y Barcala (que se gestó en la recta final del proceso judicial y estalló tras conocerse la sentencia) hacía inviable que algún edil del bipartito se dejara ver por la «quedada». Tampoco acudió ningún asesor, y eso que parte de ese «personal de confianza» a sueldo de Barcala tiene hace años una relación más que estrecha con la exalcaldesa Castedo. La ausencia de asesores, y por supuesto de concejales, se daba por hecho, y más después de los mensajes (más o menos subliminales) y de las preguntas (más o menos directas) que han salido desde el entorno de Barcala en los últimos días, dirigidas incluso a funcionarios.
