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Ana Martínez Coordinadora biobanco Isabial

"Cuando las niñas piensan en personas brillantes ven hombres, sigue habiendo mucho estereotipo"

Ana Martínez lleva su trabajo a las aulas para captar mujeres científicas

Ana Martínez en el biobanco de muestras del Hospital General de Alicante PILAR CORTES

Además de científica usted es divulgadora voluntaria, ¿cómo traslada su trabajo en el biobanco para que cale entre las estudiantes y se dediquen a la ciencia el día de mañana?

Las científicas no tenemos idea de lidiar con el alumnado de Primaria o Secundaria. Preferimos estar ante un tribunal de tesis porque nunca sabes por dónde te van a salir, pero la divulgación es muy importante y muy difícil que la gente se quiera parecer a ti si no explicas bien lo que haces. Los referentes tienen que ser personas normales y se les cautiva, según la edad, con actividades vistosas. Yo llevo todo tipo de "cachivaches" para el alumnado en Primaria y hacemos talleres en Secundaria.

¿A qué "cachivaches" se refiere?

Guantes, mascarillas, agua con cúrcuma para similar muestras de orina o nocilla para las de sangre. Las muestras de heces se han convertido en las más famosas entre los niños que luego dicen en casa que ha ido a clase una científica que congela cacas, por ejemplo. El biobanco es un almacén de muestras y es inevitable porque yo trabajo, entre otras cosas, congelando cacas como dicen. Así les resulta más vistoso.

¿Qué tipo de cuestiones plantean en el aula?

En cualquier nivel quienes preguntan son los chicos y cuando ya te vas a ir y estás recogiendo, se acercan las chicas a darte las gracias y a preguntar. Eso muestra que el espacio público ya no es nuestro. Sigue habiendo patrones y las niñas te llegan a decir "Es que yo no valgo para las Matemáticas", y yo digo "¿No vales o eres un poco gandula?".

¿Qué mensaje tratan de transmitir?

Que vea que somos mujeres normales y que no hace falta un momento eureka para ser científica, no podemos perder talentos porque no llegue la llamada. Yo no la tuve, fue un poco por casualidad porque estaba haciendo la tesis y, terminándola, mi actual jefa me preguntó si quería incorporarme. Mi idea era irme al extranjero pero este mundo es muy competitivo. La iniciativa nacional 11F, por el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, para visibilizar el trabajo de las mujeres científicas funciona ya como una especie de tinder que pone en contacto voluntarias y centros educativos interesados para contar lo que hacemos, y conforme haya más referentes actuales, como Nuria Oliver o Elena García Armada, más se pondrá el foco en que las STEM son carreras que también ayudan a la gente, aunque no se vinculen directamente a los cuidados.

Ana Martínez PILAR CORTES

¿Por qué no se advierte en los datos que más niñas opten por carreras científicas pese a las numerosas actividades, campañas y becas para propiciarlo?

La difusión es un trabajo a largo plazo y hay muchísimo estereotipo. Las mujeres cuando piensan en personas brillantes e inteligentes ven hombres, lo interiorizan desde pequeñitas y conforme se hacen mayores les da más vergüenza hablar en público y si nos corrigen en la pizarra lo pasamos peor. Si suspenden, ellos dicen que era difícil y ellas que no han estudiado suficiente. Todos estos patrones van alejando a la mujer de las carreras científicas.

¿El covid ayuda a que el mensaje sobre la necesidad de científicas llegue a las niñas?

Se ha avanzado más por el covid, porque la ciencia ha pasado de estar en una sección de determinados periódicos a permanecer en el candelero y las portadas mucho tiempo, un exceso de foco que antes no tenía. Pero la Ciencia estaba ahí antes, no se habrían conseguido las vacunas si décadas antes no hubiera estado mucha gente desarrollando la investigación. Estábamos ahí.

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