Retratos urbanos

El abogado que lideró el movimiento estudiantil

Luis Marco Marcos ha regularizado, desde su despacho, la legalidad en España de al menos un millar de extranjeros llegados de tres continentes

El abogado que lideró el movimiento estudiantil.

El abogado que lideró el movimiento estudiantil. / INFORMACIÓN

Pepe Soto

Siempre ha sido líder o parece: en el patio del colegio, en el instituto y en la universidad. También en mercadillos, vendiendo zapatos a señoras y caballeros desde siendo chiquillo. Ha regularizado, desde su despacho, la estancia en España de al menos un millar de extranjeros llegados de tres continentes. Y le gusta la fiesta. ¡¡¡Y mucho!!! Aunque procede de Elche, preside la barraca «Los Gorilas», casi centenaria, y es patrono de la Hermandad de Santa Cruz, ni más ni menos. Le gusta la carpintería y el campo; la amistad y la decencia. Lideró el movimiento estudiantil desde chaval de pupitre y lápices alojados en una cartera, a los siete años. En la Universidad de Alicante lideró protestas y reclamos de universitarios en el nuevo milenio, entre 2002 y 2007. Anda entre Alicante, Elche y Penáguila. Y en defensa de los derechos de las personas, de aquí o de más allá.

Luis Marco Marcos (Elche, 1979) creció en el barrio de Altabix. Tiene dos hermanas y dos hermanos. Su padre, también llamado Luis, siempre trabajó en el sector zapatero y enseñó a cortar curtidos, pieles, a alumnos en cursos que impartía el Instituto Nacional de Empleo (INEM), además de comercializar calzado en mercadillos. Paqui, la madre, bastante tenía con atender a las cinco criaturas. El protagonista de esta crónica asistió a clases en el colegio público Víctor Pradera. A los 7 años, más o menos, fue designado representante de los alumnos en aquel consejo escolar. Ya prometía. Se hizo bachiller en el instituto Pere Ibarra, que durante años dirigió Pepe Belso con la ayuda de su amigo y profesor Antonio Pomares, ya fallecidos. Tenía 13 años. Volvió a ser líder estudiantil. Ocupó diversos puestos en órganos en defensa del alumnado, mientras ayudaba a su tío Manolo a vender zapatos de cierta calidad en mercadillos, de Alicante, Novelda y otros pueblos de la provincia, de Murcia y en sus playas.

Desde niño siempre tuvo inquietudes: «Ayudar a los demás era mi gran propósito, resolver los problemas de la gente, por eso, de joven participé en la política estudiantil y eso me llevo a ser un autodidacta de la resolución de conflictos». Acabó estudiando Derecho en la Universidad de Alicante. Todos los sábados, salvo en jornadas de tormenta, seguía en su puesto ambulante ofreciendo calzado a señoras y caballeros, montado en una furgoneta azul celeste repleta de cajas y de un tenderete.

Miembro de tantos consejos, cumbres universitarias y otras gaitas, acabó la carrera a punto de cumplir tres décadas de vida. Pero lo consiguió. «La abogacía es el mejor instrumento para resolver los problemas de las personas, es el ámbito profesional más completo que conozco y nunca dejo de pensar en las personas que sufren y necesitan de la Ley y el derecho para que la igualdad, la justicia y la solidaridad sean reales y efectivas», asegura Luis Marco Marcos. Se siente muy orgulloso de haber sido presidente del Consejo de Alumnos de la Universidad de Alicante, de haber liderado el movimiento de voluntarios universitarios en la lucha contra las consecuencias de la catástrofe ecológica del «Prestige», en Galicia.

Especializado en Derecho Administrativo. Cauto y gracioso. «La Administración tiene la responsabilidad más grande en la garantía de los derechos de las personas, entre mis áreas más queridas se encuentra el derecho de extranjería, que hace posible que otras personas de otros lugares del mundo puedan convivir con los españoles en igualdad y libertad, reconociendo derechos y obligaciones que hacen más fuerte nuestra sociedad, abierta y multicultural, donde el talento y el emprendimiento nos identifican», asegura Luis. La provincia de Alicante puede ser, por sus condiciones de clima y creatividad, uno de los mejores lugares del mundo para vivir y generar riqueza, «para emprender y mejorar en calidad de vida, por ello la política de extranjería debe ser altamente efectiva». Este abogado ilicitano afincado en Alicante desde hace años ha posibilitado en pocos años que al menos un millar de personas nacidas en otros países, de tres continentes, hayan regularizado su residencia en España, sobre todo magrebíes, latinoamericanos y llegados de Ucrania. También asesora y orienta a inversores extranjeros para establecer negocios en cualquier rincón del país. Su despacho, en el que trabajan cinco profesionales, se dedica a prácticamente a todos los ámbitos del Derecho Administrativo: autorizaciones, contratación pública, concesiones y urbanismo.

De su relación con Loles Fernández, es padre de mellizos: Claudia y Luis, de seis primaveras vividas. Un ilicitano de raíces fuertes. Se siente orgulloso de haber nacido en una de las ciudades con más talento empresarial y productivo del entorno y dice estar enamorado de Alicante, de sus fiestas y tradiciones, de su capacidad de prestar servicios al conjunto de la provincia, líder nacional en casi todos los sectores productivos. «Alicante y Elche tienen que trabajar en la misma dirección y nadie podrá pararnos», opina Luis.

Siempre activo, es presidente de la barraca «Los Gorilas», de la fiesta sanjuanera, creada hace casi un siglo; patrono y casi mártir de la Hermandad de Santa Cruz, entre cirios y tronos que cada Miércoles Santo recorren las callejuelas de un barrio tan amable como singular. Preside, o parece, el paso de «El Gitano», siempre sonriente. Se define de izquierdas. En política muestra admiración por los socialistas Felipe González y Alfonso Guerra. Y en lo demás pendiente de la legislación vigente.

Así es más o menos Luis Marco Marcos, siempre en acción. Amigo de sus amigos y buen defensor de los derechos de las personas, de aquí y de más lejos. Tiene pasión por el bricolaje, por la carpintería. Restaura muebles, construye otros con maderos de palés y cuida con cariño de olivos y cerezos en una finca de la localidad de Penáguila, donde todo es posible. Allí pasa los fines de semana con los mellizos, lejos de acuerdos y otros pleitos. Es un letrado de dar las manos y menos líos.