Los antecedentes de los museos, tal como son conocidos en la actualidad, hay que buscarlos en las Galerías, entendidas como aquellos espacios de carácter científico de los alemanes, y de contenidos artísticos en el caso de Italia que proliferaron entre los coleccionistas a partir del siglo XVI. Las segundas preferentemente fueron destinadas a albergar fondos diversos de la antigüedad clásica.
Bien es cierto, tal como conocemos la institución en la actualidad, el museo tuvo su origen en la Ilustración y durante la Revolución Francesa. Fue en esos momentos cuando se democratizó el acceso a las colecciones, hasta entonces aquellos fondos quedaban por completo restringidos a sus titulares. Aquel fue el origen del Louvre, museo formado a partir de las colecciones reales pertenecientes a los reyes de Francia, adquiriendo en aquel tiempo carácter público.
Durante el siglo XX fue cuando, además, se introdujeron modificaciones y cambios de importancia. A partir de aquellos primeros años la arquitectura tomará cada vez mayor protagonismo, apareciendo una tipología específica y propia, el tipo edificatorio y funcional conocido como museo. Al respecto, en Berlín resulta por completo paradigmático el Pergamon Museum, se trata de un edificio pensado para dar cabida a distintos elementos y grandes fragmentos concretos pertenecientes a distintos edificios construidos en la antigüedad por pueblos del Mediterráneo, en particular el altar que da nombre al centro.
De este modo la arquitectura será el soporte y el contenedor de las diversas colecciones. A finales del novecientos se agudiza la contradicción por el protagonismo entre contenedor físico y los contenidos. El Louisiana Museum, en las cercanías de Copenhague, está situado en un edificio muy bello, funcional e integrado en el lugar, aunque sobre todo también es respetuoso con las obras que muestra en exposición. Todo lo contario resulta el Guggenheim en Bilbao donde esta construcción, de manera intencionada, alcanza el paroxismo más completo de protagonismo, anulando la presencia de las obras exhibidas.
El MACA en Alicante es la institución museística cuyo recinto reúne las colecciones municipales con arte del siglo XX. En un periodo amplio que comprende obras valiosas de autores relacionados con las vanguardias artísticas de aquellas primeras décadas. También muestra la producción de las realizadas durante las últimas de la centuria, entre ambas queda el fondo importante de la producción de Eusebio Sempere quién, con su desinteresada donación, reunida con dedicación y esfuerzo de toda índole, dio origen a cuanto hoy podemos contemplar.
Quedan esos fondos desprovistos del contacto con la arquitectura, más allá de la mera relación entre su admirable contenedor y los contenidos, también magníficos. Hace casi cien años algunas vanguardias trabajaron en la superación conceptual y material de esa diferencia, recordemos las propuestas y actuaciones realizadas por Bauhaus, constructivistas y suprematistas, entre otros.
Como escribe Isabelle Pezzini en Semiosis del nuevo museo «es hoy un espacio polifuncional, que no respeta tipologías prefijadas sino que busca su propia unicidad, y que contiene elementos de la arquitectura de las bibliotecas, del espectáculo, de la administración, de los edificios destinados al comercio y la restauración»
Precisamente es en la biblioteca del MACA donde, en torno a la Mesa del Arquitecto, se realizan encuentros y tertulias relacionadas con obras de cinco arquitectos cuya trayectoria profesional concierne con la cronología de los fondos del museo. Aproximando principios estilísticos. Puede ser el inicio de un recorrido a concluir con la creación de un departamento de arquitectura moderna que contribuya al estudio común y enriquecer sus fondos propios, tal como ya existe en otros museos del mayor prestigio.
