Tienes tus raíces en Pinoso, en el medio Vinalopó. Establecida en un primer momento en Petrer, donde te decides por la modalidad Artística en Bachillerato (2006-2008), posteriormente te trasladas a Salamanca (2008-2013) y desde 2014 radicada en València, desde donde te proyectas. ¿Te hubiera gustado seguir establecida en Alicante y desde allí proyectarte o ves que tu trayectoria no habría sido la misma?
No. Tenía una fuerte necesidad de viajar y conocer otras ciudades antes incluso de saber que me dedicaría al mundo del arte. Creo que para mi trayectoria profesional fue indispensable salir de ese territorio conocido que ya quedaba pequeño.
¿Qué te impulsa a salir de Alicante y radicarte finalmente en València?
Bueno, desde que salí de Alicante hasta llegar a València he pasado por varios lugares que me han marcado mucho, como Salamanca o Nápoles. Allí viví mis primeros años como artista «autodefinida», y llegar a València sólo ha sido producto de la inercia académica. Tampoco creo que me quede aquí mucho tiempo más.
¿Qué ansiabas?
Encontrar algo por lo que apasionarme. Todavía no sabía realmente qué me gustaba o cual quería que fuera mi mester. Sentía que necesitaba algo que allí no había.
¿Lo encontraste?
Ahora puedo decir que sí. Encontré una alternativa diferente, que atrapó mi interés sin esfuerzo y con lo que me sentía totalmente cómoda. Una manera distinta de entender el mundo e indagar en lo que existía fuera y dentro de mí.
¿Qué diferencias fundamentales, debilidades y fortalezas, estableces entre ambos lugares en cuanto al desarrollo de tu práctica artística y al propio sistema del arte?
Me parece que en València, como en las demás ciudades que he habitado, hay más movimiento cultural que en Alicante, pero, de igual manera, es algo perecedero. Esto lo he hablado con muchos colegas que opinan lo mismo, y es que da la sensación de que borbotea un ambiente artístico/cultural que aspira a ser referente o a quedarse para siempre, pero que finalmente quiebra o se transforma en nada. Y otra vez vuelta a empezar. Es como un ciclo circular que hace mucho ruido pero nunca llega a asentarse y estabilizar sus objetivos iniciales. Imagino que esto ocurre porque cada vez existen más profesionales del arte concienciados de apostar por sus ideas pero que, lamentablemente, no venden.
¿Crees que puede mejorarse algo?
Siempre. Éste es un sector muy castigado en el que está todo por hacer. Mejor dicho, UN PAÍS culturalmente en construcción, en muchos aspectos, o al menos en lo que respecta a las artes plásticas y visuales donde yo me identifico. Muchos expertos del circuito artístico se encuentran con que no pueden ejercer su profesión, evolucionar o mejorar sus trayectorias, como también en otros ámbitos, pero en nuestro caso no creo que sea un problema de talento como puede creerse, sino un problema político. Una carencia de buenas políticas culturales.
Eso mismo, ampliado a tu experiencia internacional, ¿qué deberíamos aportar y erradicar en la práctica artística contemporánea?
En mi opinión deberíamos dejar de asumir que ciertas cosas nunca cambiarán y empezar a posicionarnos como activistas culturales. Dejar de lado la idea romántica y desfasada del artista-genio-talentoso-solitario, cuya meta es hacerse millonario y poner de una vez los pies en la tierra. No dejar que esa intención, siempre combativa para quienes nos dedicamos al mundo del arte, por defender la cultura quede en simples discursos (que son muchos) sin salida. Asociarse. Opino que es súper importante dejar de actuar en solitario y reforzarse como colectivo para tomar voz y voto. Respaldar nuestra cultura (la pasada y la contemporánea), nuestra posición de hacedores de ella, valorar sus cualidades e implantarlas conociendo y reconociendo su utilidad.
Desde la aldea global, y desde tu perspectiva, ¿cómo se aprecia desde fuera este proceso de vuelta o reforzamiento de los nacionalismos?
La verdad es que para mí es algo difuso. Siento que todavía estamos dentro de ese hervidero de caos, comunicación, imagen, identidad?, que no nos deja ver con claridad lo esencial de cada cual. Pero a su vez, creo que se está produciendo un cambio singular dentro de todo este ajetreo que nos dirige a repensarnos. Quizá el haber tenido la posibilidad de observarnos desde fuera, nuestra proyección superflua al mundo, haya servido para cuestionar nuestras raíces. Puede que al sentirnos personajes hayamos dejado de querer ser protagonistas. Al fin y al cabo todo tiene sus pros y sus contras, y esa futilidad en la que hoy en día nos dejamos llevar por los medios puede que reactive nuestra preocupación por saber qué nos hace realmente únicos.
¿Algún proyecto pendiente a realizar en Alicante?
Muchos. Mi trayectoria artística todavía es muy breve. Además, en Alicante casi ni se me conoce y me apetece enfocar mi tiempo y proyectos a espacios cercanos donde a ciencia cierta tengo mucho que aportar.
Un proyecto que cueste arrancar.
Cualquiera relacionado con el sector artístico en España.
Un deseo
Que los procesos y experiencias artísticas se normalicen en la vida diaria de todo el mundo.
