Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Arte y Letras

La conquista del arte y el drama de la enfermedad

Una sala del Museo de Cuenca y la obra Cántico Espiritual 2.

Los hechos acontecidos en la vida pueden cambiar nuestra forma de enfrentarnos a la realidad. Hechos como el fallecimiento de personas queridas, el encuentro con inteligencias que nos influyen, el desplazamiento a otra ciudad o país por cuestiones económicas o culturales, provocan cambios en nuestra visión. En el caso del artista, estos cambios influyen de manera fundamental, manifestándose como la apertura hacia nuevos conocimientos o, a la inversa, con la inhibición de su pensamiento ante nuevas perspectivas.

Eusebio Sempere, en una inauguración en una sala de arte en Madrid a finales de los sesenta.

Eusebio Sempere era un hombre cuya personalidad estaba condicionada por una actitud profundamente introspectiva, lo que le procuraba más inconvenientes que ventajas a la hora de enfrentarse al medio social y cultural. Como todo artista que quiere desarrollar un pensamiento propio, tenía que bregarse con multitud de condicionantes complejos cuando no adversos.

Escultura de Chillida, bajo el puente de la Castellana, en Madrid. información

La primera vez que lo vi, ya entendí que se trataba de un artista en el que no podía darse la doblez, era sincero, y, por eso mismo, no inseguro de sus propios valores, pero sí en constante cuestionamiento de las certezas alcanzadas como creador. Sin embargo, sin amargura, le gustaba jugar e ironizar sobre su valía, sobre su posición ante la sociedad artística, quizá porque tenía el reconocimiento de gran parte de los artistas españoles, desde Joan Miró, Lucio Muñoz o Eduardo Chillida, del que era íntimo amigo, y con el que pasaba estancias veraniegas en su casa familiar, pero también fue amigo de los autores de El Paso y de los artistas más punteros de Madrid. Lo daba todo por una buena conversación sobre arte, incluso, muchas veces, cuando le visitaba, cortaba el teléfono para que así pudiéramos conversar sobre cosas del arte en Alicante, en Madrid, y de nuestros amigos comunes.

La conquista del arte y el drama de la enfermedad

Un momento clave para su trayectoria coincide con su salida de la galería de Juana Mordó, su obra comienza a ser muy valorada por multitud de galerías que antes no podían reclamarle para exponerlo, al tener la exclusiva con esta dama del arte. Esta apertura supuso un cambio sustancialmente positivo. Su exposición en Altea, en la galería Alcoiarts (1973) de Toni Miró, coincide con este momento de cambio de actitud hacia su obra. Sus precios empezaban a subir sustancialmente; todo el mundo quería tener un Sempere: serigrafía, guache o tabla.

Fruto de mi amistad con José María Soler se empieza a realizar exposiciones de arte en Villena, durante sus fiestas de septiembre, y gracias a los contactos de Eusebio en Madrid, allí se pudieron ver algunos de los artistas nacionales más relevantes, y asistir a la celebración de una conferencia de José María Moreno Galván, seguramente el crítico de mayor interés artístico del momento. El compromiso de Sempere por la difusión, no solo de su obra sino la de sus amigos artistas, siempre estaba presente en él, y este fue un momento para iniciar una de sus prioridades, dar a conocer el arte de su tiempo.

Museo abstracto de Cuenca, 1966

Su talante de difusor del arte le llevó a colaborar en empresas tan importantes como la creación del Museo de arte abstracto de Cuenca, un proyecto de Zobel. De hecho, Eusebio compró y restauró un caserón en la parte alta de la ciudad, cerca de la catedral y del Museo, donde viví momentos maravillosos, en un espacio donde guardaba algunas de las obras de arte de sus amigos y conocidos que adquirió por intercambio y por compra; obras que formarían la base de la Colección con la que fundaría el museo de La Asegurada en Alicante.

El museo de escultura al aire libre en la Castellana de Madrid, 1972

Así, en el año 1970, promueve la creación de un museo de escultura al aire libre, en un lugar complejo por su ubicación bajo el puente de la Castellana en Madrid. El proyecto contó con el apoyo de los escultores del momento: Chillida, Pablo Serrano, Alfaro, Amadeo Gabino,… y también con autores históricos como Joan Miró, Alberto, Julio González y Picasso, pero no fue fácil, pues la política del momento, vinculada a cierta óptica un tanto retrograda del arte, no lo entendía prioritario. Los periódicos nacionales e internacionales reflejaron los hechos que fueron más allá de los propios inconvenientes de un proyecto artístico, protagonizados por el alcalde de Madrid, Carlos Arias Navarro, que quiso rechazar la ubicación de la obra de Chillida, colgada del puente, siendo el argumento esgrimido que este no podría resistir su peso. Lo que motivó un encuentro de Sempere y Chillida con el alcalde. Tiempo después, Eusebio bromeaba con la imagen de Chillida gritándose con el alcalde, por su diferencia de criterio y diferencia de altura, ya que Chillida era muy alto. Se solucionó después de que la obra se expusiera en la Fundación Miró. Lo que se reflejó en los medios periodísticos con una estupenda fotografía que la captaba a través de una ventana. Esto despejó las dudas, pero, aunque el museo ya estaba abierto al público en 1972, la «Sirena Varada», la obra de Chillida, se colocó ya durante el periodo del nuevo alcalde José Luis Álvarez, en el año 1979, por supuesto, con el beneplácito de la sociedad artística española. Sempere también diseñó la barandilla que recorría el puente, un elemento decorativo cuya función era crear la relación de la vida urbana con el Op Art.

La Colección de Arte del sigo XX. El museo de La Asegurada, 1977

La llegada del nuevo Alcalde de Alicante, Ambrosio Luciáñez, un gran amante del arte, propició la idea de un edificio para recoger la obra que nuestro artista había atesorado durante años, con ese compromiso de promover el acceso de la ciudadanía a los referentes que proporcionaban el diálogo constante con la complejidad del arte. Este fue un proyecto lleno de complicaciones, a pesar del deseo del alcalde y del interés de una sociedad que vivía con cierto entusiasmo la necesidad del cambio social. Sempere lo sufrió todo con mucha intensidad. También los que lo queríamos y creíamos en su proyecto, que asistimos, tanto en Madrid como en Alicante, a sus enfados ante situaciones adversas e incomprensibles. La gestión llegó a ser insostenible con la llegada a la alcaldía de Alicante de Pepe Lassaletta, ya que éste no entendió que la colección poseía un rigor que debía respetarse. Y ante la imposición de incluir algún artista alicantino a la consideración del alcalde, Eusebio explotó. Un día que estábamos en su chalet del Plantío, le vi como nunca le había visto, chillando y amenazando con llevarse la Colección a Valencia, cosa que no se produjo, pero el desinterés por esta Colección durante estos años se hizo evidente, siendo un motivo de gran sufrimiento para Sempere.

En este tiempo empezó a sentir los síntomas de la ELA, una enfermedad que no tenía ni tiene hoy día solución. Eusebio no se sintió preocupado en un principio, quizás porque no quería admitir la maldad de la enfermedad. Pero poco a poco, cada día que pasaba, el mal fue haciendo mella en su carácter y en su obra. Hay que destacar el cariño con el que Abel lo trató animándolo a pintar hasta los últimos momentos. La mirada hacia los místicos españoles –Sempere era un gran lector e investigador del arte en todos sus ámbitos– le instó a estudiar las posibilidades expresivas que podrían derivar de la interpretación de algunos de sus poemas, como un testimonio de su pensamiento que se manifiesta en su última obra.

En sus últimos años, un amigo cineasta, Héctor Seva, me pide que consulte con Sempere la posibilidad de la realización de una película sobre su vida y obra. Yo sabía de la valía de Héctor y no dudé al respecto, Sempere tampoco, aunque la enfermedad ya estaba muy avanzada. Algunas de las tomas se realizaron en Onil, su pueblo, y otras, en el Plantío, donde Héctor recogía la ultima firma que Sempere realizó sobre un papel en blanco. La película fue terminada y presentada en la CAM, ya fallecido Eusebio.

Los años vividos desde nuestro primer encuentro hasta su desenlace han sido una fuente, todavía lo son, de pensamiento y de reflexión sobre el mundo del arte, sobre la posición del artista en la sociedad y su responsabilidad ante esta.

Tengo escritos decenas de folios a partir de este diálogo con Sempere, pero las limitaciones lógicas de la prensa escrita me obligan a dar tan solo las pinceladas precisas que nos sugieran las posibilidades de este viaje maravilloso hacia el conocimiento de un artista de la talla de Sempere, quien siempre fue un referente para mi formación. El diálogo con otros artistas es algo necesario para todo creador, que en su soledad lo necesita para no perderse en autolimitaciones. Sempere siempre lo supo, y cultivó la relación intensa con los artistas que conoció en París, en América, en Madrid o en Alicante. Supo admitir el conocimiento de los demás para ser él mismo, superando los propios condicionantes que, a veces, el creador se pone cuando no encuentra su camino.

Sempere legó su Colección a Alicante, el acto más importante que un artista puede hacer por su ciudad, la donación de su obra y la de sus contemporáneos, con un sentido de generosidad propia de los grandes hombres.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats