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Denominar la violencia

Bibiana Collado Cabrera.

La violencia no es solo una acción física, existe una violencia que no deja marcas en el cuerpo, pero sí en las entrañas. Si buscamos la palabra violencia en el diccionario de la RAE la define con estas cuatro acepciones: 1. f. Cualidad de violento, 2. f. Acción y efecto de violentar o violentarse, 3. f. Acción violenta o contra el natural modo de proceder, 4. f. Acción de violar a una persona. Realmente no existe una definición clara para violencia, es una acepción demasiado abstracta, indefinida, la acción de violentar o violentarse pueden ser demasiadas acciones inconcretas.

Denominar la violencia

Violencia, de la castellonense Bibiana Collado Cabrera, editado por La bella Varsovia, es todo un manual sobre la denominación que le damos a las acciones, es decir, conforme mencionamos lo que ocurre, así se capta el mensaje. El primer poema, que sirve como pórtico al libro, titulado La palabra despecho, es toda una declaración de intenciones de lo que vamos a encontrar: «La palabra despecho constituye/un éxito del lenguaje/—y el lenguaje siempre es patrimonio del opresor—./La palabra despecho desactiva/todo discurso, anula cualquier/fisura. Convierte en indecible/la quemazón que origina la cuerda».

Bibiana Collado es una exploradora o más bien una arqueóloga cuya herramienta para desenterrar lo que duele es el lenguaje. La palabra, para Bibiana, alcanza una gran importancia, ya que, tal vez por formación, es el centro de su vida. Lo refleja muy bien en el poema titulado Casa: «Nuestra lengua es el lugar/donde acontecen los padres./Aunque nadie ya me llame/zagalica o xiqueta,/hay infancia en mi decir,/hay puntos ciegos/que escapan a su habla,/que es la mía./Un negro callar de lo íntimo,/del hacer del cuerpo y su quebradura». Collado nos habla de un tema universal, la infancia como fuente y génesis de todo. Ahí se forma nuestra personalidad y nuestro lenguaje. Cómo nos nombran es cómo, al final, somos nosotros. En el poema titulado Estabilidad apreciamos eso: «Estate quieta o acabarás/rompiendo algo./Pero en verdad nunca/se rompió nada./Cada una de las preciosistas/baraturas del recibidor siguieron/intactas. Y aquella estancia,/donde una vez se expuso/mi traje de la primera/comunión, siguió entera y/ajena, en su calidad de/zona impenetrable,/casi mágica,/reservada a enaltecer/la dignidad de la pobreza».

El poema que cierra el libro, titulado Cabeza chocada contra el suelo es la definición gráfica de la violencia en sí misma: «Me duele el oído./Los párpados se abren/como se despliega el papel/de un caramelo. Con el crujiente/ruido de la arruga deshecha./La mirada fijada en la superficie/apenas distingue la cenefa/del azulejo, la junta/que estalla la ceja izquierda,/el polvo suspendido en mi pelo/tras el impacto».

Violencia es un libro valiente, de una fuerza descomunal. Posiblemente sea uno de los poemarios más potentes que creo recordar, muy posiblemente a la altura de poetas como Sylvia Plath, Sharon Olds, Anne Sexton o la española Isla Correyero, célebre por su poemario Diario de una enfermera.

Collado conoce bien el lenguaje y sabe cómo manejarlo con precisión. Posiblemente estemos ante una poeta, no solo impecable técnicamente, sino además con una búsqueda de las entrañas que hacen que su poesía estalle como un obús. Violencia pone en el centro de la diana todos los miedos y frustraciones a los que nos enfrentamos cada día. Una obra con derecho a la trascendencia y a traspasar todas las fronteras del tiempo.

Bibiana Collado Cabrera nació en Burriana (Castellón) en 1985. Es licenciada en Filología Hispánica y doctora en literatura hispanoamericana. Ha publicado los poemarios Como si nunca antes (XXXIV Premio de Poesía Arcipreste de Hita; Pre-Textos, 2012), El recelo del agua (accésit del Premio Adonáis; Rialp, 2016), Certeza del colapso (Premio Complutense de Literatura; Ediciones Complutense, 2017) y Violencia (La bella Varsovia, 2020).

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