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Ironía y verdad

ÁlvaroGiménez García.

¡Qué importante es la ironía en estos tiempos tan extraños! El poeta lo sabe y la utiliza a su antojo en cada verso. Si indagamos en el diccionario de la DRAE, la primera acepción dice: Burla fina y disimulada. Dicen que la ironía es señal de inteligencia, pero, cuando no es fina ni disimulada, se convierte en algo grosero. Es muy difícil utilizar con maestría este recurso poético. Pocos autores saben hacerlo pero, el que lo consigue tiene medio abiertas las puertas de la gloria. El autor que hoy reseñamos es uno de ellos, tal vez forma parte de su condición o, mejor dicho, de su carácter.

Ironía y verdad porEduardoBoix

Atópica [Versos atópicos para temas y personajes tópicos], de Álvaro Giménez García, con prólogo de Luisa Pastor, obra ganadora del Premio del XXXII certamen poético Ángel Martínez Baigorri, es un poemario sólido y contundente. Álvaro navega muy bien por los recovecos de la poesía. Si tuviéramos que encasillar la poesía de Giménez García, lo haríamos dentro de la cultura Pop. Su poética bebe de lo popular, de las vivencias, de los grandes iconos del siglo XX y XXI. Abre el poemario con un poema titulado Carpe diem, que es toda una declaración de intenciones: «Solo quien no ha conseguido/todo aquello que anhelaba/puede ahora, cuando la juventud/es solo catálogo de batallas,/disfrutar del presente/y alcanzar su futuro».

Álvaro canta a lo que va consiguiendo, esos logros que son escalones en su vida. El día a día del poeta es buscar la belleza en cada gesto, cada rincón o en el propio interior del que escribe. Esto nos lo muestra en los siguientes versos: «Siempre me solazaron esas tardes de verano/donde la lluvia suplía el sopor de la siesta/y todo resurgía, suicidamente,/a la espera del caliginoso sol del día siguiente./Tan furtivo como esas gotas estivales,/hoy has aparecido ante mí,/encendiendo el stand by me de tu abandono/y pidiéndome, puerilmente,/café y frases». Es lo cotidiano el corpus de la poesía de Giménez García, lo que todos vemos pero cada cual lo interpreta a su forma, pero Álvaro lo dota de una fina ironía, como en el poema titulado Vanitas vanitatum: «Te has hecho poeta./Sí./Has juntado cuatro letras por un lado,/metáforas e hipérboles por otro,/y, finalmente, has creado no uno, sino varios poemas./Los miras con algo de perplejidad,/más que con admiración,/y les ves algo distinto, fresco, cool,//como te dicen tus amigos(también poetas de nuevo cuño)».

Álvaro Giménez García (Almoradí, 1974) es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Murcia y profesor de Lengua Castellana y Literatura de Secundaria. Sus publicaciones se han realizado en distintas revistas, como Letralia, El coloquio de los perros, Caxitán o Realidad literal. Su actividad de escritor se ha desarrollado especialmente en el campo de la poesía, donde ha obtenido diversos galardones y reconocimientos: 1º premio en el XXXII Certamen Ángel Martínez Baigorri; finalista del XII y XV Certamen Internacional de Poesía Dionisia García; finalista del XX Certamen María del Villar o finalista del XVII Certamen Nacional de Poesía Adolfo Utor Acevedo. Ha formado parte de la antología Nueva Poesía Alicantina, 2000 – 2015 (IAC Juan Gil-Albert). Ha publicado el poemario Atópica (Ayuntamiento de Lodosa, 2016). En el campo de la narrativa, también ha obtenido diversos galardones, tanto en relato como en microrrelato, y participado en diversas antologías. En este terreno, ha publicado la novela Albanta y el secreto de los rarámuri (Neopàtria, 2015). Junto a la poetisa Luisa Pastor, conforma, desde 2009, Auralaria Poesía Escénica y Audiovisual y, desde 2020, la editorial de poesía Auralaria Ediciones.

Estamos, como diría Bolaño, ante un poeta verdadero. Álvaro Giménez García siente la poesía como parte suya, y buena prueba de ello es el tándem que hace con Luisa Pastor en la asociación Auralaria. Atópica [Veros atópicos para temas y personajes tópicos] es un poemario sólido y contundente, dividido en cinco partes diferenciadas: Atopoi, Ab hominum rebus, Ab poetarum rebus, Epílogo y Quid pro quo. Álvaro cierra el poemario con un poema titulado Vita somnium, que resume el alma del libro. Ese poema arranca con unos versos lacerantes: «Al final todo era esto,/te dices ahora que has conseguido/disipar toda la bruma./Al final, todo empezaba y terminaba en el mismo sitio/con las mismas aristas de ausencia, desorden y vacío». Atópica [Veros atópicos para temas y personajes tópicos] es la obra de un poeta con oficio y con mucho que contar. Estamos ante una de las voces llamadas a perdurar en el panorama poético alicantino. Como he dicho antes, un poeta verdadero. Álvaro es todo verdad.

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