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Sombras paralelas

Sombras paralelas

A la sombra que hace un cuerpo sobre otro cuando le intercepta la luz los italianos la denominan sbattimento. Los franceses, ombre portée. Para el psicoanalista Jean-Bernard Pontalis, esta oscuridad paralela podría ser una metáfora del inconsciente. El inconsciente, esa gran fuerza, dice, que nos anima como fuente de vida, o que nos agobia como si la muerte estuviese dentro de nosotros. El análisis sería así «una travesía de las sombras».

Me he acordado de estas imágenes de Pontalis, leyendo Hermanas, una novela de Bernard Minier, recientemente publicada por Salamandra. Es la última entrega en castellano del ciclo protagonizado por Martin Servaz. Comandante de la Policía Judicial de Toulouse, Servaz es un policía con cultura, al que le gusta la música de Mahler y que tiene un hijo llamado Gustav. En esta ocasión, se las tiene que ver con Erik Lang, un novelista que va de sobrado y al que ya investigó en el debut de su carrera policial.

Uno de los ejes de la trama será el paralelismo entre algunos episodios de las novelas de Lang y los sucesos que investiga Servaz. La sombra de la ficción de los relatos de Lang se proyecta sobre los hechos novelescamente reales que se cuentan en Hermanas. De manera que el investigador duda entre la prevención ante el riesgo de alejarse de la realidad, dejándose distraer por la ficción, y su instinto, que le dice que ahí está la clave del caso, que las fantasías del autor habían salido de las páginas para convertirse en realidad.

Hermanas no es uno más de los muchos thriller al uso. Es un buen polar, una buena novela policiaca. Es un texto respetuoso con el lector y no le hace trampas, como las que suele utilizar ese aclamado (y desalmado) escribidor llamado Joël Dicker. Sin embargo, la novela de Bernard Minier no adolece de ciertos fallos. El primero es un exceso de detalles en algunas descripciones. Una práctica que se compadece poco con la tradición de un género marcado por la sobriedad. El otro, y no menor, es hacer la crítica social y política desde la enunciación del narrador y no, a través de los hechos narrados. Algo que hizo magistralmente el último maestro del género en lengua francesa -aunque apenas reconocido en España-, Jean-Claude Izzo, publicado en castellano por Akal. Bernard Minier es un buen novelista, pero, de momento, lamento constatarlo, Jean-Claude Izzo no tiene sucesor.

Termino. A lo largo de Hermanas planea otra sombra recurrente, el detective recuerda en varias ocasiones el suicidio de su padre. Sombra entre sombras que me lleva de nuevo a J-B Pontalis: no nos concertamos con la muerte, pero cada uno de nosotros busca su salida para arreglárselas con sus muertos.

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