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Cronenberg de la A a la Z: un diccionario del horror corporal

David Cronenberg en San Sebastián. | JAVIER ETXEZARRETA/ EFE

Muy pocos directores, solo algunos muy grandes, han conseguido que su apellido, convertido en adjetivo, sea capaz de definir una forma de expresión cinematográfica: felliniano, almodovariano, lynchiano y, por supuesto, cronenberguiano, este último en alusión a ese cine de la llamada Nueva Carne, donde el cuerpo humano se deforma, muta o se hibrida con elementos no orgánicos. La transformación física, la infección, la enfermedad y la tecnología, reunidos en una oscura amalgama que Cronenberg manejó profusamente desde 1970 durante tres décadas hasta que, coincidiendo con el siglo XXI, decidió expandir su radio de acción a una exploración de la naturaleza humana más psicológica que fisiológica.

El almuerzo desnudo.

Con la recién estrenada Crímenes del futuro, su primera película en ocho años, el director canadiense (flamante premio Donostia en San Sebastián) ha regresado a las perturbadoras imágenes del horror corporal tan características de su cine, que intentaremos describir, en forma de diccionario, a través de sus conceptos y nombres clave:

Scanners.

Almuerzo desnudo, el. Amante de los desafíos, Cronenberg adaptó en 1991 una novela inadaptable de William S. Burroughs, El almuerzo desnudo, sobre los desvaríos de un escritor que vive en una pesadilla llamada Interzone. Soberbia partitura musical a cargo de Howard Shore y el saxofonista Ornette Coleman para un filme viscoso, absolutamente interior, una auténtica experiencia límite.

Crash.

Biología. La biología, entendida como la ciencia que estudia todo lo relacionado con la vida y lo orgánico, es el hilo conductor de la cinematografía de Cronenberg. Lo orgánico, en efecto, en un vínculo inseparable con lo inorgánico o lo mecánico, componiendo una biología del terror donde campan virus y tumores (Vinieron de dentro de..., Cromosoma 3) o donde una imagen de vídeo (Videodrome) o un pensamiento (Scanners) pueden llegar a matar.

The death of David Cronenberg.

Cirugía. «La cirugía es el nuevo sexo», afirma uno de los personajes de Crímenes del futuro. Reconocido adicto a la medicina y la tecnología, Cronenberg ha blandido bisturís y escalpelos en su cine de forma tan física, rajando abdómenes y extrayendo órganos, como simbólica, escudriñando las entrañas del alma humana. En mayo, el director vendió un NFT de una foto de sus cálculos renales por 30.000 dólares.

Memorias del Este.

Death of david cronenberg, the. En este cortometraje de 2021, de apenas 57 segundos, Cronenberg se encuentra con su propio cadáver, postrado en la cama de una pequeña buhardilla. Vestido con albornoz, el director besa con ternura su difunta cara y se acurruca junto a él, asumiendo la inevitable mortalidad como solo él podría hacerlo.

Stereo.

Existenz. Estrenada en Estados Unidos apenas una semana después de Matrix, la mirada de Cronenberg hacia la realidad virtual no acabó de convencer en su momento, pero el paso del tiempo la ha ido poniendo donde merecía. Aquí, Jennifer Jason Leigh y Jude Law entran en un videojuego a través de una consola orgánica que se fusiona con el usuario a través, viva Cronenberg, de un cordón umbilical.

Cromosoma 3.

Freud. Un método peligroso es un elogio de la palabra filmada a partir de la disputa / dialéctica entre Sigmund Freud, su discípulo Carl Jung, una mujer encerrada en sus turbulencias mentales y un paciente de aires libertinos. Sexo y psicoanálisis, materia ideal con la que el director canadiense explora las relaciones físicas y los entresijos de la mente.

Crímenes del futuro.

Gemelos. Gemelos idénticos físicamente, pero muy distintos cuando piensan, actúan y maquinan. Ambos ginecólogos, lo que permite un inquietante muestrario de los objetos que utilizan en sus consultas. Inseparables son los dos hermanos gemelos del filme homónimo, obsesionados por una misma mujer. Jeremy Irons le debe mucho a Cronenberg por haberle escogido.

Historia de violencia, una. Para su director era un wéstern antes que un thriller, porque habla de los mitos y los ritos en los que se forjó Estados Unidos, y porque es la historia de un hombre malo que decidió ser bueno y colgar las pistolas, dejar atrás la muerte, como tantos antihéroes del cine del Oeste. Solo tres escenas de violencia, pero de una expresividad sin parangón.

Irwin, mark. La luz vírica y el color metálico y sucio de las primeras películas de Cronenberg la puso el director de fotografía Mark Irwin, desde Scanners hasta La mosca. Indispensable en esa época. Luego separarían sus caminos, aunque Irwin siguió vinculado al género con Psicosis 2, El terror no tiene forma, Noche de miedo 2, Robocop 2 y La nueva pesadilla de Wes Craven.

Kafka. La película que mejor sintoniza con La metamorfosis, la famosa novela de Franz Kafka, es La mosca que es a su vez el remake de un pequeño clásico de la serie B fantástica de los 50. El canadiense se acercó a este filme desde su óptica sobre las transformaciones de la carne filtrada por los delirios del insecto hombre de Kafka.

LITERATURA. En 2016 publicó su primera novela, Consumidos (Anagrama), definida por alguien como un «bufé delicioso e inesperado para fans de Burroughs, Ballard y DeLillo», con muchos de los tics de su cine: el sexo, la violencia, la enfermedad o la tecnología.

MORTENSEN, VIGGO. El actor vuelve al redil de Cronenberg con Crímenes del futuro, después de haber sido en la primera década de este siglo el rostro masculino más habitual de su cine. Se entendieron bien en Una historia de violencia y Promesas del Este, con Mortensen explotando su lado más oscuro, y acometió después el personaje de Freud en Un método peligroso.

NUEVA CARNE. Muchos cineastas, literatos, artistas gráficos o autores de cómic (como Charles Burns) han explorado los organismos monstruosos, a veces tan cercanos, de la Nueva Carne, pero es el director de eXistenZ quien mejor ha desarrollado las teorías estéticas y políticas de esta tendencia. No se puede hablar de Nueva Carne sin citar de inmediato a Cronenberg.

Pera china. Cronenberg sorprendió en 1993 con M. Butterfly, extraño romance basado en hechos reales que, sin embargo, escondía tras sus lujosos ropajes muchas de sus constantes: la identidad, la ambigüedad sexual o la metamorfosis. El filme relataba la historia de un diplomático francés (Jeremy Irons) que se enamoraba de una cantante de ópera china (John Lone) que, en realidad, era un hombre. La ilusión del amor, o la desilusión, en clave Cronenberg.

Pattinson, robert. Mientras Kristen Stewart iniciaba una nueva trayectoria lejos del recuerdo de Crepúsculo a las órdenes de Assayas o Larraín, su compañero de reparto, Robert Pattinson, hacía lo mismo de la mano de Cronenberg, quien dio de él una imagen bien distinta en Cosmopolis y Maps to the stars. Sin este proceso, quizá no se habría convertido en el nuevo Batman.

Rabid. La más virulenta de sus primeras obras. Una joven -la actriz de cine porno Marilyn Chambers- sufre un accidente de moto y es sometida a una operación en un revolucionario centro de cirugía estética. Al día siguiente, un apéndice fálico y ansioso emerge de su axila. La Nueva Carne, vampirismo, cirugía estética y mutación, todo al precio de un solo filme (de 1977).

Stereo. Primer largometraje de Cronenberg, Stereo (1969) ya apunta algunas de las inquietudes que marcarían, después, su trayectoria. La cirugía cerebral, la comunicación telepática, las relaciones sexuales y las drogas trazan este relato, tan vanguardista como confuso, ambientado en un futuro inconcreto, rodado en esteticista blanco y negro y sin sonido directo, solo con voces en off .

Titane. La película de Julie Ducournau, Palma de Oro en Cannes en 2021, es, probablemente, la que mejor ha sabido escarbar en las teorías de la Nueva Carne en el siglo XXI. La directora francesa ofrecía en su segundo largometraje una atrevida exploración del terror corporal, repleta de carne, metal, aceite y deformación, digna deudora de aquella insaciable líbido mecánica que emanaba del clásico cronenbergiano Crash.

Universo (distópico). El cine de Cronenberg es distópico en la medida en que ha imaginado el (oscuro) destino del ser humano a través de la evolución tecnológica, el impacto de la imagen, la mutación biológica o la enfermedad. Crímenes del futuro es, en este sentido, pura distopía en la que el ser humano genera nuevos órganos y no siente dolor, y cuya pervivencia como especie será gracias al consumo de sus propios residuos plásticos.

VIDEODROME. Uno de los títulos clave de la carrera de Cronenberg: una perturbadora reflexión sobre el poder de la televisión y, por extensión, de la imagen de vídeo en la que elabora su concepto de la Nueva Carne. En el filme, James Woods es el director de una cadena televisiva que accede a una extraña señal de UHF cuyo visionado le convertirá en un ser definido como «el mundo del vídeo hecho carne».

Wimmer, doctor. Aficionado a los cameos, Cronenberg también ha interpretado papeles de entidad. Uno de ellos fue el doctor Aloysius Bartholomew Wimmer, empalado por el psicópata de la saga Viernes 13 en Jason X. Intervino también en Razas de noche de Clive Barker y en un divertido papel en dos episodios de la serie Alias, inventando un sucedáneo del beicon.

ZONA MUERTA, LA. Cronenberg versus King. Una historia de poderes mentales y complots políticos que en poco se parece a Carrie, Cujo, Christine, El resplandor y otras adaptaciones realizadas en la misma época de novelas de Stephen King. La zona muerta es más fría, cerebral, acorde con el retrato de un individuo que no puede controlar lo que ve hoy y en el mañana.

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