Escenarios

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Para muestra, un botón / MarcLlorente

Marc Llorente

Marc Llorente

En la cercana edición se celebrará el 30 aniversario de la Muestra de Teatro Español de Autores Contemporáneos con las escrituras de ahora y sus temáticas atemporales o de hoy. No puede estar todo lo que se escribe y produce, pero cabe ver un amplio mosaico de propuestas. El trayecto ha sido largo pese a la dificultad. Gracias a su fundador Guillermo Heras y a los apoyos institucionales y de entidades colaboradoras.

Esta clase de teatro no interesa a la mayoría, si bien fue ganando peso, en España y otros países, mediante traducciones con diversidad de géneros y tendencias. Montajes con mayor o menor interés, acierto y número de espectadores. Y teniendo en consideración la importancia de un lugar de encuentro, reflexión y actividades paralelas.

Existen muchos autores y autoras. No es oro todo lo que reluce, y las dificultades para difundir textos siguen en marcha a no ser que el autor esté vinculado a una compañía o forme parte directa de la productora. Allanar caminos, publicar, lecturas dramatizadas y representar, principalmente, es lo que necesita la dramaturgia viva para latir y agitar conciencias. La Muestra, sin tener una varita mágica, debe aportar todo lo que pueda.

La cultura es un derecho, vehículo de formación, entretenimiento y desarrollo personal. Pero las políticas culturales no asoman la patita en los discursos. La industria cultural y el turismo relacionado con ella contribuyen al avance social y económico y generan empleo. Es preciso mejorar las condiciones de los profesionales y siempre hace falta dinamización cultural en todas las poblaciones. Las artes escénicas requieren sentido crítico, inversiones públicas y no funcionar con simples criterios mercantiles. La Muestra de Teatro Español de Autores Contemporáneos es un elocuente ejemplo.

Tras la renuncia de Guillermo Heras como director (a quien se homenajea este año), se unieron más dudas a las que ya estaban. A la mayor parte de la sociedad alicantina todo esto le trae sin cuidado. La Muestra, con distintas inclinaciones teatrales y formas de producción, seguirá en órbita. Puede decirse que los políticos casi nunca acuden al teatro en general. Han cumplido poniendo en la mesa menos de lo justo. Y gracias.

Algunos, fuera de la versión oficial, consideran que no va mucho público, al margen de los allegados o de cierta parte de la afición, y que ya existe programación durante toda la temporada. O que ciertas obras no interesan y que es tirar el dinero y pagar la fiesta a unos pocos con la pasta de todos, que ahora aumenta.

No se ha establecido un modelo más idóneo que satisfaga plenamente la razón de ser de la Muestra. Veremos a partir de ahora. Ni ha sido viable hacer coproducciones. No porque Heras no haya peleado en los terrenos de batalla. De no ser por este canal de difusión no se hubiesen visto muchas cosas. Ni se habría debatido en torno a la autoría.

La gestora cultural Mónica Pérez Blanquer ha asumido la dirección artística de la Muestra, que seguirá coleando. La nueva directora quiere incidir en la comunicación para ver cómo cautivar a la ciudadanía y generar un público sin miedo a probar ciertos espectáculos. Desea reunir a instituciones locales, nacionales e internacionales para propiciar posibilidades de trabajo alrededor de la dramaturgia contemporánea. Buenos propósitos que no se sabe si cristalizarán o no totalmente.

La cuestión es reinventar la Muestra e impulsarla. Fomentar el debate entre todos y ampliar sus objetivos. Darle una influencia estatal. En estos años se han hecho numerosas representaciones, talleres, mesas redondas, publicaciones que se estancaron… La promoción del autor nunca es suficiente. Este es aún uno de los retos.

¿Alicante podrá exhibir, como indicó Guillermo Heras, «un proyecto global de ciudad en el que la Muestra de Teatro sea una pieza más y un referente mediterráneo»? Cualquier festival que se precie debe cumplir esa notable misión. ¡Bienvenida, Mónica!.

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