La entrada mora del 50 aniversario de las fiestas de Moros y Cristianos de Crevillent, declaradas de Interés Turístico Nacional, cumplió con las expectativas de la marcada cita.

Energía, belleza y ritmo definieron al impresionante desfile de las seis tropas del bando moro, capitaneadas este año por Vicente José Más Guzmán, de la comparsa de los Moros Viejos Tuareg, y que contó con una excepcional apertura para conmemorar el cumplimiento del medio siglo de fiestas: la entrada de todos los capitanes y bellezas cristianas que han ostentado algún cargo hasta la fecha en alguna de las seis comparsas cristianas desde el Parc Nou hasta el principio de la calle Sagrado Corazón de Jesús.

El boato de la capitanía Tuareg, que recorrió las calles de Santo Tomás, Avenida de Madrid, Santísima Trinidad, San Sebastián, Plaza Chapí, Blasco Ibáñez y la Plaza de la Constitución con idéntico final en Sagrado Corazón de Jesús, cerró la fiesta de la tarde sabatina con una espectacular representación de una travesía por el desierto y una constante distinción a la figura de la mujer.

Los ropajes, símbolos y sinfonías moras trasladaron a los espectadores de la localidad alfombrera a las inmensas llanuras de arena norteafricana plagadas, para la ocasión, de pura diversión al son de las ocho bandas de música que se alternaron a lo largo de los tres bloques que compusieron el boato de los Moros Viejos.

Junto a la música, predominaron las alegres danzas llevadas a cabo por las niñas comparsistas y las tradicionales y sensuales que realizaron las mujeres Tuareg, con la colaboración de las asociaciones culturales «Shiva Natarasah» y «Spika» de Crevillent. También hubo lugar para un baile masculino, el conocido como los Tuaregs del velo azul.

Las exhibiciones con animales y las composiciones de lucha destacaron de igual manera. Águilas y halcones volaron entre el sinfín de banderas al tiempo que los caballos participaban en una coreografía en el asfalto.

Y a su vez, los hombres interpretaron escenas entre guerreros rodeados de carrozas que ayudaban a conformar el conseguido paisaje desértico.

En ellas, sin que la música cesara un instante ni en intensidad ni en belleza, se abrían paso las filás especiales, como allanando el camino al trono del capitán, Vicente José Mas Guzmán, y la sultana, Clotilde Moreno Rizo.

Una gran bandera de la comparsa colocada junto a tres anotrchas, una estrella de David prendidos y cuernos musicales anunciaron su llegada. La banda «Adagio» y sus 80 músicos, más un coro que puso voz a sus piezas, llenaron de emoción el momento.

Ambos recibieron el calor de un entregado público y colocaron el broche a una gran entrada mora que comenzaba por la tarde y que acababa bien entrada la noche.

Antes, el resto de comparsas del bando de la media luna sucedieron a las cristianas en la apertura la entrada mora crevillentina. Incluso niños de la comparsa cristiana de los Almagávares han desfilado junto a los Beduinos al ser las dos comparsas fundadoras.

Hoy domingo será el turno de la entrada cristiana con inicio previsto a las 18.30 horas, idéntico recorrido y homenaje a las comparsas moras en su apertura.

El lunes y el martes serán los dos últimos días de fiestas de Moros y Cristianos en Crevillent en el presente año.

Primero, coincidiendo con la festividad del día de la Virgen del Pilar, tendrán lugar los actos oficiales organizados por el Ayuntamiento local a las 11 horas y, tanto antes, desde las 8 horas, como por la tarde, a las 17 horas, se celebrarán los tradicionales alardos de arcabucería a lo largo del paseo del Calvario. Al acabar se producirá la negociación del embajador moro con Jaume I.

Para el martes se ha diseñado un colofón formado por una ofrenda floral, una misa y una procesión. El punto final llegará en forma de fuegos artificiales.