La jornada de fiestas en Crevillent del lunes 12 de octubre, Fiesta Nacional de España y festividad de la Virgen del Pilar, se inició muy temprano.

Todavía con la resaca del gran boato que ofreció al pueblo la comparsa Caballeros del Cid en la Entrada del Bando Cristiano, los arcabuceros se concentraron a las 8 horas en el paseo del Calvario para participar en el alardo de arcabucería. Con el estruendo que caracteriza esta actividad, los festeros bajaron disparando sus armas desde el Calvario hasta la Plaza de la Constitución.

Poco después, a las 11 horas, se celebró el acto oficial del Día de la Hispanidad y del Pilar, patrona de la Guardia Civil, en el salón de plenos del Ayuntamiento. Durante el acto, recibieron la Mención Especial al Mérito Civil el presidente de la Agrupación Local de Protección Civil, José Antonio Cerdá Sánchez y la Voluntaria de la Asamblea Local de Cruz Roja Alma del Carmen Cairoli Davó. El acto concluyó con la izada de la bandera de España desde el balcón del Ayuntamiento y la interpretación del himno nacional.

Ya por la tarde, a las 17 horas, los festeros protagonizaron un nuevo alardo de arcabucería que dio paso a la Embajada al Rey Jaime I, dirigida por Mayte Pastor.

En la segunda de las embajadas, que trascurre en diciembre de 1265, la escena se inició con la incursión de las tropas cristianas en la plaza de la Constitución, convertida en el campamento de Jaume I, Rey de Aragón, que fue interpretado por César Nohales Herraiz, director general del grupo «Los Serranos» de Elche.

El rey Jaime se encontraba acampado en la localidad de Orihuela, hasta donde se trasladó con la idea de sofocar la revuelta musulmana que azotaba a todo el reino de Murcia.

A continuación, las huestes moras irrumpieron en el campamento con la intención de negociar la liberación del Ra'is (rey moro), apresado en la primera embajada por los cristianos. Los últimos en entrar fueron los Moros Viejos Tuaregs, comparsa que este año ha ostentado la capitanía mora.

Tras los preceptivos parlamentos entre los personajes principales, la mujer festera volvió a recobrar protagonismo con el baile que interpretó una escuadra femenina de los Moros Viejos Tuaregs.

La danza concluyó con unas ofrendas al rey Jaime. En este acto, el embajador moro le pide a Jaime I la liberación del Ra'is y le ofrece el vasallaje de Crevillent a la corona de Aragón.

Finalmente, el rey acepta por la predisposición que tenía el señorío de Crevillent a favorecer la paz en la revuelta murciana.

En consecuencia, los Moros y Cristianos llegaron a un entendimiento y así sellaron un acuerdo de convivencia que permitió la liberación del Ra'is, encarnado por Julio Gabriel Morell Montes, director provincial de Mutua Maz.

La embajada finalizó con el disparo de arcabuces, que llenó la plaza de pólvora y estruendo durante media hora, y con una emotiva despedida por partida doble. Pedro Lledó y José Manuel Cantó se despidieron después de 33 y 27 años respectivamente, encarnando el papel de embajadores en estas emblemáticas manifestaciones festeras.