Supersticiones, mitos, magia, miedos, brujería, leyenda y guerra fueron los elementos con los que la comparsa Maseros presentó ayer un gran boato recreando la Edad Media en las calles de Crevillent con la Entrada Cristiana.

Los Maseros, en su novena capitanía, presentaron aspectos influyentes en la sociedad medieval, como indicaron desde la comparsa, «la sociedad de un tiempo que abarcó casi un milenio».

La capitanía masera arrancó con una explosión de luz, color y música con los niños y jóvenes de la comparsa y cargos festeros de años anteriores.

La superstición llegó con un ballet de espantapájaros seguido por escuadras de mujeres que dieron paso a los mitos con el ballet centáurides que abrió el paso a maseras de honor de años anteriores y a la bandera de la capitanía cristiana.

Con las hadas, hermosas mujeres protectoras de la naturaleza, llegó la magia a cargo de un ballet con sátiros que contó con la colaboración de jóvenes maseros.

Así entró en escena el estandarte que advertía a los espectadores de la llegada de la guerra con el miedo a la oscuridad, al abismo, a lo desconocido. Esta parte del boato cristiano estuvo representado por Master Ballet de Onteniente, los caballos del capitán, filás de maseros y escuderos.

La brujería llegó de la mano del espectáculo de Legend especialistas con más escuderos y el caballo de la Masera de Honor.

Un nuevo espectáculo recreó las leyendas de la mano de Dragón Pyros y es que, según explicaron desde los Maseros a los espectadores, «el dragón, criatura legendaria y noble, es protector de tesoros y causas justas, hoy defiende y protege el espíritu masero».

Finalmente, el poder en la guerra quedó representado por la escolta del capitán, un ejercito que contó con un coloso, un orco capaz de aterrorizar a cualquier enemigo.

Poco a poco, el boato de los Maseros fue ganando intensidad hasta que llegó el momento más esperado de la tarde, cuando la carroza del capitán entró en escena. El capitán Vladimir Candela junto a su hija, la Masera de Honor Samantha Sara Candela, recibieron el calor de vecinos y turistas que les recibieron con aplausos y ovaciones escoltados por una plataforma lanza-confeti.

De esta forma, los Maseros cerraron una espectacular entrada que abrieron el resto de comparsas cristianas donde la mujer, como es habitual, tuvo un papel protagonista con las diferentes bellezas de las comparsas. La Rosa de Bronce de los Almogávares, Elena Manchón; la Infanta Díaz de Vivar de los Caballeros del Cid, Montse Navarro; La Castellana de los Castellanos Leoneses, María Pérez; la Princesa de los Dragones, Marisol Ferrández; y la Bellea Astur de los Astures, Begoña Pérez, acapararon todas las miradas.

Miles de personas, desfilando y agolpadas en las calles siguiendo el paso de las comparsas, volvieron a poner de manifiesto el gran intereses que despiertan las fiestas de Moros y Cristianos declaradas de Interés Turístico Nacional, y que aspiran a lograr el reconocimiento internacional. De hecho, como cada año, son muchos los visitantes internacionales que recibe la localidad atraídos por la elegancia de la Festa crevillentina.

Además, entre las filás de los Dragones estuvo presente el rector de la Universidad Miguel Hernández, Jesús Pastor.