Viernes Santo es la jornada más intensa de la Semana Santa de Crevillent, declarada de Interés Turístico Internacional. El sonido de las dianas, que tocan grupos de cuerda, viento y percusión, despierta a la localidad de madrugada, para asistir a la Procesión de la Subida al Calvario, que se detienen en la Morquera.

En este punto de la localidad, sobre las siete de la mañana, se produce el encuentro entre La Verónica y El Nazareno, y después el popular Abrazo de la Morquera, entre El Nazareno y La Virgen de los Dolores.

Cuando la procesión finaliza en El Calvario se repite el abrazo, y llega la hora de degustar el tradicional almuerzo del «pa torrat» de Crevillent. Pan horneado con aceite y sal, que durante toda la noche han preparado las panaderías de la localidad. El «pa torrat» se acompaña de ajos y bacalao asados, habas tiernas y vino de la tierra. Se trata de reponer fuerzas, para asistir, a media mañana, a la procesión de la Bajada del Calvario, que acaba en la plaza de la Constitución con el tercer abrazo.

Por la noche, con la procesión de la Muerte de Cristo, las calles de la localidad se convierten en el escenario de un concierto de polifonía religiosa, ya que todos los pasos salen con el acompañamiento de coros de la localidad. En esta procesión se pueden ver varias imágenes de Mariano Benlliure.