Este mes de enero se cumple el décimo aniversario de aquel sorteo de la Lotería Nacional que agració en enero de 2011 a la Cofradía de la Dolorosa, de Santa Pola, con el premio especial de 5 millones de euros sin que prácticamente la mitad (2,4 millones de euros) se haya podido destinar para el fin que acordaron los cofrades: la constitución de una fundación con fines benéficos.

Han sido diez años de un pleito en los juzgados que este pasado mes de diciembre ha comenzado a desenmarañarse porque, aunque fue en noviembre de 2019 cuando la sección VII de la Audiencia, con sede en Elche, absolvió a todos los cofrades de varios delitos, entre ellos uno de apropiación indebida, todo 2020 se ha pasando resolviendo recursos, según explican desde el despacho Lorenzo Bonmatí Giner, que llevó con dos letrados el peso de la defensa. El pasado verano, después de la pandemia se acordó a través de un auto levantar el embargo de las cuentas porque, entre otras cosas, la Cofradía no había sido acusada en el procedimiento, contra dicha resolución se presentó un recurso por la acusación particular que no se ha resuelto hasta el pasado mes de diciembre, desestimándolo con este argumento: «Dicha Cofradía en la presente causa no ostenta la condición ni de acusada ni de responsable civil por lo que difícilmente es posible justificar el mantenimiento de dicha medida cautelar que bloquea sus cuentas, más cuando se ha dictado una sentencia de contenido absolutorio a favor de los acusados, con imposición expresa de costas a la acusación particular».

Denuncia

El asunto acabó en los juzgados por una denuncia por supuesta apropiación y falsedad en documento privado, presentada por un particular que se sentía afectado pues había formado parte de la cofradía, contra la junta directiva por el reparto que se había acordado en tres asambleas, celebradas en febrero, abril y mayo, de aquel premio de 5 millones de euros. La mitad para los 157 cofrades, un 2% para la tesorera y el resto, para una Fundación.

El denunciante argumentaba que se había incluido a cofrades que no lo eran, que en cualquier caso dicho premio correspondía a la Cofradía y no a los miembros y que se había excluido del reparto a personas que sí eran socios. La denuncia se presentó, decía, para beneficiar a la Cofradía que había cumplido aquel 2011 diecisiete años de su fundación (1994).

El juicio en la sección VII de la Audiencia terminó enfrentando a los que eran, supuestamente, «hermanos» cofrades, sucediéndose las declaraciones de todos los agraciados (y de los que no les había correspondido nada) durante las sesiones del juicio. La Audiencia resolvió que no había quedado acreditado que los denunciantes fueran cofrades... en la fecha del sorteo, ni tampoco que el décimo premiado hubiera sido adquirido por la propia cofradía ni con qué dinero se compró. «No resulta -decía la sentencia- acreditado que se haya destruido o alterado los listados de socios. No resulta acreditado que se hayan modificado las actas de las asambleas», concluía el apartado de hechos probados de la resolución. Ahora cuando el banco desbloquee el dinero, al cabo de diez años, los cofrades tendrán que decidir sobre cómo instrumentar la puesta en marcha de aquella fundación que soñaron.

El origen: La «devoción» de la tesorera por el número 40370

Francisca Martínez era tesorera de la Cofradía y todas las semanas adquiría el mismo número, que vendía a cofrades y terceros. El 22 de enero de 2011 le correspondió el primer premio y, el especial, a la serie 6 fracción 3, que estaba en su poder. Ésta lo puso a disposición de la junta directiva, acordándose el reparto del premio de forma que la tesorera se quedara el 2% (100.000 euros), un 50% para los 157 cofrades (31.210) y el resto, un 48%, para una futura fundación.