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Historia

Siempre Crevillent

Un documental de Jesús Mas y José Ramón Candela, producido por la cofradía del Traslado, recuerda la importancia de los crevillentinos ausentes en la Semana Santa y en obras de caridad

Crevillentinos ausentes de viaje a su ciudad natal en Semana Santa

Una céntrica calle de Madrid, junto al estadio Santiago Bernabéu, recuerda un hecho cargado de sentimiento. Las autoridades de la época decidieron llamarla «Crevillente» en honor a las numerosas familias crevillentinas que allí se reunían mostrando su artesanía en forma de esteras, moquetas, alfombras y refrescantes helados. Desde mediados del siglo XIX hasta bien entrada la posguerra, estereros y horchateros fueron los primeros profesionales que salieron de Crevillent hacia la capital de España o a otras grandes ciudades como Barcelona o Valencia. «Marchaban en busca de prosperidad. Algunos la encontraron y otros no tanta, pero todos coincidieron en una cosa: el amor que sentían por su pueblo», afirma Jesús Mas, director y guionista del documental «Las huellas de los crevillentinos ausentes», que ha realizado junto al cámara y editor José Ramón Candela.

Crevillentinos ausentes junto al autobús que los traía a Crevillent en Semana Santa. | INFORMACIÓN

De este modo, «los ausentes tenían una gran necesidad de contactar entre ellos para hablar de cosas de su Crevillente natal. De esas reuniones nacieron las Cofradías de Crevillentinos Ausentes» en las ciudades antes mencionadas. La primera, en Madrid, se fundó en el año 1947. Jesús Mas explica que «el documental cuenta con unos 25 testimonios de crevillentinos ausentes o de sus familiares. Todos coinciden en una cosa: siempre priorizaban en la necesidad de venir a Crevillent en Semana Santa».

Siempre Crevillent

Así, la nueva obra audiovisual bebe de una muy antigua, las películas del productor crevillentino Vicente Sempere, que precisamente exponen cómo se vivía la Pasión de Jesús en su población. «La hija de Sempere nos explica en el vídeo cómo y por qué se hizo aquella película, para que la Semana Santa y la industria fuesen exhibidas en todas las salas de cine de España», matiza el director.

Siempre Crevillent

El documental, que será presentado el 13 de marzo a las 19 horas en la parroquia de Belén y en el que también colaboran la Federación de Semana Santa, el Ayuntamiento y Enercoop, hace un repaso de todos los donativos que los crevillentinos ausentes hicieron a la población. Varios destacan, como dos campanas que aún se conservan en la citada iglesia o un monumento al Santísimo que allí se construyó un Jueves Santo, calificado por la Prensa de la época como una estructura digna de una gran catedral. Especialmente generosa fue la donación de un aparato de rayos X al hospital y residencia de ancianos de Crevillent. Y especialmente polémica resultó la adquisición, para la Semana Santa, de un grupo escultórico obra de Juan García Yúdez, hijo de García Talens que, a su vez fue discípulo de Benlliure.

Siempre Crevillent

El trono pasional, ahora procesionado por la cofradía que ha producido e impulsado el documental, el Traslado al Santo Sepulcro, «no resultó del agrado de las autoridades eclesiásticas de la época, que se negaron a bendecirlo a su llegada, en 1962, a Crevillent», recuerda Jesús Mas. Había dos motivos aparentes: se veía mucha espalda de la mujer que aparece en el grupo escultórico. «Se tapó con una túnica y se procesionó un año», apunta el guionista. «El autor usó como modelo el Monumento a Canalejas, de Benlliure, y al ser un político con su signifación, eso tampoco gustó», añade. «El disgusto fue muy grande entre los crevillentinos ausentes. Tanto que todavía ese resentimiento lo hemos podido percibir en la elaboración del documental», explica.

Siempre Crevillent

En 1990, un grupo de jóvenes vuelve a sacar a la calle la obra de García Yúdez. Consiguen el beneplácito y la cesión de las esculturas, en la que fue la última donación de los crevillentinos ausentes, a la que añadieron una importante cantidad de dinero. «Aquí, en 1998, se cerró el capítulo de aquellas cofradías de ausentes, que siempre tuvieron a Crevillent en su memoria y que todavía son recordadas con mucho aprecio por todos», concluye Jesús Mas.

En el vídeo también se pueden escuchar anécdotas del tío Felisio el de la Centuria Romana de boca de su hija, los detalles del I Congreso Internacional de Crevillentinos Ausentes, en el año 1957, el poder que tenía el periódico mensual «La Terreta», dirigido por Joaquín Galiano, como medio para comunicarse entre ellos.

Decenas de historias recopiladas en un documental que hace justicia con aquellos que se fueron y añoraron mucho su pueblo, se comprometieron con apoyar su progreso y fomentaron su pasión por la Semana Santa. Aquellos que demostraron su amor por Crevillent. Siempre. Siempre Crevillent.

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