Dionisio González ha participado esta semana en la jornada «Hacia la Ciudad Cero», organizada por Vectalia, Atuc y la FEMP, que reunió en el MACA a un centenar de expertos y varios alcaldes que abordaron cómo las urbes están afrontando un nuevo modelo de movilidad urbana, más interconectada, digital y sostenible. El director de Advocacy de la Unión Internacional de Transporte Público, aborda en esta entrevista algunos de los retos de la movilidad.

¿Cómo están abordando las ciudades el reto de la movilidad sostenible? ¿Cuáles son las claves del éxito?

De acuerdo a la experiencia de nuestros socios en todo el mundo, hay cuatro pilares fundamentales: tener una visión integrada, lo que requiere de la colaboración entre el sector público y privado pero también entre las distintas administraciones, un marco institucional y regulatorio que faciliten la gobernanza, financiación estable a corto, medio y largo plazo, y liderazgo político ambicioso. En estas jornadas hemos hablado con Alcaldes que lo tienen muy claro, afortunadamente.

El transporte público, ¿qué papel debe jugar en este proceso?

El transporte público debe ser, junto con la movilidad activa, la columna vertebral de la movilidad en las ciudades. Es un gran catalizador de la mejora de calidad de vida urbana, por las ventajas sociales, medioambientales y económicas que genera. Un par de ejemplos: por cada euro invertido en transporte público se generan 5 euros en la economía, por cada empleo en transporte público se crean otros 2,5 puestos de trabajo.

El coche privado es ¿el enemigo?

No. Esto no va de confrontación, sino de colaboración. Debemos invertir en un transporte público de calidad que resulte atractivo para los ciudadanos, de manera que nos elijan para sus desplazamientos diarios. Esto requiere, sin duda, apoyo político y una comunicación positiva, frente a la injusta estigmatización que ha sufrido el transporte público durante el COVID. Nosotros somos parte de la solución, no del problema.

La Ley de Transición Energética y Cambio Climático obliga a la implantación de las llamadas Zonas de Bajas Emisiones a partir de diciembre de 2023, pero sólo algunas ciudades están logrando implementarlas. ¿Por qué está costando tanto?

Es un cambio importante en la forma de concebir nuestras ciudades, recuperando espacio para las personas. Requiere de estudios detallados y de una ordenanza clara, que aún no está desarrollada. Es fundamental contar con los municipios, las autoridades de transporte y los operadores para garantizar su éxito.

Los fondos europeos, ¿han sido un revulsivo en este tema de zonas peatonales y bajas emisiones?

Sin duda, están ayudando mucho. Los dos ejes de sostenibilidad y digitalización son transversales a nuestro sector de la movilidad urbana. Hay que aprovecharlos para impulsar una transformación de la movilidad que ponga al ciudadano en el centro.

¿Cómo se imaginan en UITP la movilidad en un futuro próximo?

Segura, eficiente, conectada y eléctrica. Una movilidad como servicio, en la que los ciudadanos puedan, desde una plataforma integrada, planificar, reservar y pagar su viaje cómodamente.

La UITP está presente en más de 100 países de todo el mundo. Desde su visión internacional, con 2.000 asociados en tre autoridades, operadores, industria, universidad… ¿Cómo es la calidad de la oferta de servicio de transporte urbano en España con respecto a otros países?

Los datos demuestran que muy buena. Nuestros socios en España participan activamente en los más de 30 comités técnicos con los que cuenta la UITP, aportando su experiencia y buen hacer. Tanto las encuestas de satisfacción internas que hacen las autoridades y operadores, como las de carácter más general a nivel de ciudad posicionan el transporte público como uno de los servicios mejor valorados por los ciudadanos. Se ha invertido mucho en renovación de flota, accesibilidad, tecnología, información en tiempo real, etcétera en los últimos años. Además, la pandemia ha demostrado el carácter estratégico de los sistemas de transporte público para garantizar la accesibilidad de los trabajadores esenciales.

Y con relación a la demanda, ¿cuál es la situación?

Los confinamientos decretados por las autoridades sanitarias en todo el mundo vaciaron nuestros metros y autobuses. Aún así, se mantuvo la oferta de servicio. La demanda está aún por debajo de los niveles de 2019, aunque España, y Europa en general, están ya en valores próximos al 85%. Ha habido cambios estructurales en los patrones de movilidad, se está recuperando mejor el bus que el metro, mejor el fin de semana que los días laborables, el teletrabajo está lógicamente teniendo un impacto importante... Es importante analizar todos estos factores y adaptar la oferta de servicio a las nuevas necesidades. En esto, también, la creciente digitalización está ayudando mucho en el estudio de todos los datos disponibles.

Actualmente se está potenciando el uso del transporte colectivo mediante la aplicación de descuentos en los bonos o incluso, en algunos casos, a través de la gratuidad integra del billete. En este contexto, ¿cree que se trata de una medida acertada? ¿Qué estrategia deberían plantearse las distintas administraciones implicadas?

Toda ayuda es bienvenida, si bien considero que el foco debería ponerse en la mejora de la calidad del servicio. Numerosos estudios demuestran que ése es el factor clave, la elasticidad de la demanda frente a la mejora de la oferta de servicio es mucho mayor que frente a los descuentos en tarifa. En todo caso, sí es vital que esos posibles descuentos sean homogéneos para el conjunto de modos de transporte, sin privilegiar a unos frente a otros.