Pasan todo el año viviendo en un camping en sus caravanas con todo tipo de comodidades: desde cocinas a las que no les falta detalle a baños adecuados. Sin embargo, la crisis sanitaria por el coronavirus ha trastocado los planes de muchos ciudadanos extranjeros, sobre todo mayores, que están afincados en este tipo de alojamientos turísticos del municipio donde incluso están empadronados. Algunos de ellos han decidido permanecer en ellos cumpliendo el confinamiento y cambiando sus hábitos diarios para cumplir con el estado de alarma.

En Benidorm, cientos de extranjeros, sobre todo jubilados o gente mayor, pasan la mayor parte del año en caravanas en camping. Las parcelas que ocupan con ellas podrían considerarse "mini casas" aunque algunos otros utilizan las instalaciones comunes de estos alojamientos para cubrir sus necesidades básicas de aseo o limpieza. El decreto de estado de alarma hizo que todo cambiara, sobre todo, cuando se inició el cierre de los alojamientos turísticos como hoteles, entre otros.

¿Qué debían hacer estos ciudadanos extranjeros entonces? ¿Volverse a su país? Pues en la mayoría de casos de Benidorm no es tan sencillo. Karen Maling Cowles, presidenta de la Asociación de Comerciantes Británicos de la ciudad, explicó a este diario que "muchos no tienen casa en Inglaterra" ya que pasan prácticamente todo el año en la capital turística donde muchos están empadronados en los campings y los consideran su primer residencia.

"Muchos no tienen otra cosa que su caravana con el avance" donde sí tienen todas las comodidades necesarias. Porque precisamente lo que estipulada el decreto del Gobierno central es que para los establecimientos de alojamiento turístico de larga estancia y de temporada, "quedará permitida la apertura al público para aquellos que alberguen clientes que se hallen hospedados de manera estable y de temporada, siempre que sus ocupantes cuenten con las infraestructuras, en sus propios espacios habitacionales".

Eso es lo que destaca Cowles, que los que se encuentran en estas circunstancias han decidido quedarse. Y así lo corrobora Francisco Delgado, propietario del camping Arena Blanca y presidente de la asociación de este tipo de establecimientos en Benidorm: " aquellos que tienen sus caravanas con todo lo necesario se han quedado". Además, "les hemos ofrecido a algunos cambiarse a cabañas y bungalows y así lo han hecho, sobre todo los que no se pueden marchar ahora". En sus instalaciones esta semana hay unos 80 clientes en estas situaciones; también alguno de ellos abandonará el camping en estos días al acabar su estancia ya que no pueden alargarse las reservas ya hechas.

El alojamiento además ha tomado medidas, como el cierre de todas las zonas comunes, y sólo mantiene abierto el supermercado unas horas al día para abastecer a los clientes que aún quedan. "Hemos colocado una mampara y no se puede entrar. Piden lo que necesitan y se les saca cumpliendo con todas las medidas sanitarias", indicó el responsable del camping. "Mucha gente tiene aquí su primera residencia, no podemos cerrar y dejarlos en la calle", añadió.

Tanto Cowles como Delgado destacaron que "los que han podido se han marchado" en cuanto se decretó el estado de alarma. Y los que no, desde la asociación de comerciantes, se les sigue informando de que, a pesar del estado de alarma y el decreto, aún es posible encontrar vuelos.

Búsqueda de apartamentos y viviendas

Sin embargo hay otro grupo de extranjeros que tienen su alojamiento todo el año en este tipo de establecimientos turísticos: los que sus caravanas no cumplen con lo necesario para no salir de ellas. En esos casos, según la presidenta de los comerciantes británicos, la asociación que dirige está intentando mediar con el consulado o buscando una solución. Para ello, se pusieron en marcha para buscar apartamentos o viviendas donde pudieran alojarse el tiempo que decidan quedarse.

"Hemos buscado pisos de alquiler, el problema es que muchos han subido el precio", indicó Cowles. Así, se encontraron viviendas "entre 600 u 800 euros al mes o 15 euros la noche", apuntó la responsable de la entidad. "Es un gran coste extra para esta gente que, además, ya tenía pagado el camping", añadió. "Son residentes en España legalmente porque la mayoría tiene su residencia y están empadronados, pero viven en un camping. Lo consideran su residencia habitual". Pero además, Cowles indica que "muchos son mayores de 80 años y entran dentro de la población de riesgo por el coronavirus y otros con problemas de movilidad, necesitan ayuda".

La entidad intenta proporcionársela e intentar mediar en todo lo posible. Para ello han puesto un servicio de traducción 24 horas y están recogiendo comida que, en contacto con Cruz Roja y cumpliendo todas las medidas de seguridad y sanitarias, harán llegar a muchos extranjeros que han decidido quedarse en España en lugar de volver a sus países. "Muchos viven día a día y cobran al día. Algunos trabajan y ahora no pueden hacerlo, ya no tienen ese dinero", apuntó Cowles. Con todo, la presidenta de los comerciantes añadió que "a muchos les está sirviendo de lección al no regularizar su situación antes" con los permisos de residencia o empadronamientos.

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