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La pólvora del Desembarco entre cuatro paredes

Vilamuseu recoge en una exposición la historia de los Moros y Cristianos de La Vila y «traslada» a los visitantes a la batalla en la playa

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Exposición de las Fiestas de Moros y Cristianos de La Vila Joiosa en Vilamuseu David Revenga

Las tropas moras se acercan desde el agua en sus embarcaciones. Los cristianos esperan en la arena para repeler el ataque berberisco. El olor a pólvora invade el ambiente entre el sonido de los disparos de trabuco. El Desembarco ya es un hecho y el ruido de guerra envuelve todo. Pero ya no es julio ni el escenario es la playa centro de La Vila Joiosa, sino que toda esta batalla está representada en una sala en la que tres de sus lados emiten imágenes de este importante acto de los Moros y Cristianos vileros. No solo ese sonido ambiente y las imágenes trasladan a los visitantes a esta especial representación sino que la experiencia sensorial se remata con el olor a pólvora que sale de las tradicionales armas.

Esta recreación puede verse en Vilamuseu (el museo de La Vila Joiosa) en una exposición montada para recorrer la historia y tradición de los días grandes del municipio vilero que la crisis sanitaria ha obligado a suspender dos años consecutivos. Así que para que ese espíritu festero no se pierda y la nostalgia no invada del todo a los vecinos y visitantes, la Asociación Santa Marta, las compañías festeras, las concejalías de Fiestas y Patrimonio Histórico, el archivo municipal y el museo han creado esta muestra llamada «Música, pólvora i desembarc» (así también se llama el programa de una radio local que lleva emitiéndose hace 30 años cada mes de julio).

La pólvora del Desembarco entre cuatro paredes

Pasar por las estancias y pasillos que se han dispuesto para esta exposición es hacerlo entre varias propuestas interactivas y audiovisuales donde la tecnología toma protagonismo para trasladar a los visitantes a esos días grandes del municipio. Pero también lo hacen los objetos más cotidianos que se pueden encontrar expuestos donde también se puede ver una réplica de Santa Marta. Porque en el museo se puede ver la recreación de cómo es un cuartel de una compañía con una barra como las que se montaban en los años 60 o con una mesa de «picaeta».

Las fiestas de Moros y Cristianos de la Vila Joiosa, declaradas de Interés Turístico Internacional, tienen su origen en los ataques berberiscos que sufrió la ciudad del siglo XVI al XVIII, y que tienen como clímax de sus festejos El Desembarco, que representa el ataque del 29 de julio de 1538, en el que la Vila Joiosa salió victoriosa. Un desembarco que se puede «revivir y sentir» en la exposición en esa sala sensorial en la que se transmiten varias sensaciones: encontrase inmerso en el fragor de la batalla simulando el estallido y el olor de la pólvora en una cámara sensorial ubicada dentro una réplica a tamaño real del castillo de fiestas; o bien desde el mar, embarcado en una barca mora con el perfil de ciudad en el horizonte. Pero hay mucho más. Desde imágenes que recuerdan a cómo eran los Moros y Cristianos en sus orígenes o incluso piezas originales que se pueden tocar y otras réplicas hechas en 3D. Por ejemplo, la exposición cuenta con trabucos para ver cómo son de cerca entre otros elementos.

Y entre todo lo que se puede ver, un homenaje a las compañías. Pero no a modo de muestra de cada uno de los 22 trajes que componen la fiesta, sino que cada 3 meses, tendrá uno protagonismo según el cargo de Rey que se ocupa. Para empezar, se pueden ver a los Tuareg y Contrabandistas.

La exposición se alargará en el tiempo. En concreto casi tres años en los que se podrá hacer homenaje a esas 22 compañías, dos cada tres meses. «Es una exposición semipermanente», explicó el director de Vilamuseu, Antonio Espinosa. Para empezar, hasta septiembre será gratuita. Con todo, desde que abrió sus puertas no ha parado de recibir visitantes: «la han visto ya unas 3.000 personas» e, incluso, en algún momento ha habido cola para entrar en las instalaciones. Todo teniendo en cuenta el aforo reducido que permiten las restricciones.

Recorrer «Música, pólvora i desembarc» es sentir lo mismo que si las calles vibraran con los días grandes y sentir esa nostalgia dos años después de las últimas Fiestas de Moros y Cristianos. Los detalles, solo se pueden conocer «in situ».

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