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Los bares y restaurantes de Benidorm lamentan la pérdida de clientes por las restricciones vigentes

La gran afluencia de turistas llena los locales pero las esperas y las restricciones horarias y de aforo impiden facturar más

Terrazas de bares llenas en Benidorm en imágenes tomadas este jueves.

Un grupo de amigos busca mesa para comer un sábado en Benidorm. «Está todo completo», es la respuesta al otro lado del teléfono. «Y, ¿para el domingo?», responden. Nada. Algunos bares y restaurantes de la capital turística no admiten más reservas hasta final de agosto, sobre todo, los días en los que la afluencia de gente aumenta. Aunque entre semana encontrar una mesa en el restaurante preferido de todos los años a veces también es una tarea complicada. La gran afluencia de visitantes este mes ha llenado las terrazas y también los interiores de los negocios. Tanto que en algunos casos se pierden clientes por no poder atenderlos. Por lo que lo mucho acaba siendo poder ofrecer menos.

La situación no llega a la del verano de 2019, pero las cifras se le acercan y son mucho más altas que en 2020. De hecho, hay un 75% más de facturación en algunos casos que el verano pasado. O así al menos lo corroboran varias fuentes dentro del sector de la hostelería. Si las restricciones sanitarias fueran menos, es decir, se pudiera abrir más horas y hubiera más mesas disponibles o las barras en interiores, los número saldrían; y mucho más que ahora.

En la Comunidad Valenciana, el toque de queda impuesto por el Consell hasta el 6 de septiembre lleva aparejado restricciones de horario para la hostelería en pleno mes de agosto: locales cerrados a las 00.30 horas. Ni un minuto más. Eso hace que las reservas se concentren en las primeras horas de la noche, momento en el que se llegan a formar colas en algunos restaurantes tanto del centro como de primera línea de playa. Personas a la espera de una mesa en la que poder cenar pronto para después poder «tomar algo» en otro local.

Terrazas de bares llenas en Benidorm en imágenes tomadas este jueves. DAVID REVENGA

El horario de atención se reduce y «viene todo el mundo a la misma hora», explicó Pablo González, presidente de Cobreca. Esa hora es de 21 a 21.30: «a esa hora tengo gente esperando en la puerta porque lo tengo todo lleno». Por una parte de reservas; y por otra de gente que ya se ha sentado a cenar. Así que con el negocio hasta arriba con las mesas que hay disponibles «les tengo que decir que los tiempos de espera son de 45 minutos, por lo que muchos se van». Es decir, clientes a los que no se puede atender y que quizá, con horarios más amplios, volverían más tarde. «Tenemos mucho volumen en pocas horas, no damos abasto y te matas a correr», asegura. González ya tiene reservas para este fin de semana: «para el sábado estoy al 40%», una cifra que se incrementa. Porque, aunque muchos bares ya tengan todo reservado para final de agosto, muchos clientes también esperan a la última hora para buscar un sitio donde comer. «Si tuviera más mesas, también las llenaría».

Los números no son los de 2019, pero se acercan. Lo que sí se ha producido es un aumento considerable respecto al pasado año

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Pérdidas de 1.000 euros

Y aunque la ciudad está llena, se están perdiendo muchos clientes también por el horario de cierre. Así lo corrobora Álex Fratini, miembro de Abreca, la asociación de bares y restaurantes de Benidorm. Su negocio, en la playa de Levante, tiene restaurante pero también comida para llevar. «Tengo colas que a veces llegan a 100 personas y a las 00.30 horas tengo que cortarlas y perder a los clientes que quedan; incluso pelearme por cerrar», asegura. Según sus cálculos, las pérdidas por no cerrar a las 2 de la madrugada, como antes, alcanzan entre los 1.000 y 2.000 euros al día.

El cierre a las 00.30 horas y no tener aforo completo deja a muchos negocios sin poder atender toda la demanda que tienen

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Pero además, ha dejado de reservar mesas más allá de las 21 horas. A partir de ese momento, los clientes se sientan según van llegando. «Ves a la gente como loca buscando un sitio donde cenar», afirmó. Para él, «estamos perdiendo la posibilidad de facturar más después de un año muy duro». Según Fratini, los números «están muy cerca de los de 2019» y los usuarios «se han acostumbrado a cenar más pronto», algo que agradecen para poder dar más de un turno de cenas. Aún así, apuntó que «es complicado atender a todos con menos horarios y menos mesas». Pero los negocios de Benidorm siguen en la carrera para cerrar un buen agosto. «Intentamos ir rápido para atender a todo el mundo». Y esperan poder conseguirlo.

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