Cuando cae el sol, el puerto de La Vila Joiosa es un hervidero de barcos que llegan tras una larga jornada en el mar. De sus bodegas salen cajas de pescado fresco que ha sido previamente limpiado y dividido por los mismos pescadores. La Lonja es el último punto del «viaje». Ahora, toda esta tradición marinera con la que cuenta esta localidad de la Marina Baixa se ha puesto en valor y al alcance de la mano de los visitantes y los propios vecinos. Una promoción que va más allá de la parte turística, ya que además pretende promocionar la importancia de un sector del que viven muchas familias y al que, a veces, se le resta importancia.
Y, ¿qué van a poder ver o hacer los turistas para conocer este oficio? Pues para empezar, participar en una de las rutas que ya han comenzado por el puerto de La Vila Joiosa, uno de los más importantes de la provincia. La Cofradía de Pescadores y el Ayuntamiento de La Vila Joiosa han puesto en marcha «Pesca Turismo», un proyecto con el que todo lo que rodea a la tradición marinera se pone en marcha para mostrarse a los turistas. Una empresa, Ociomar, es la encargada de estas rutas que, por ahora, solo serán en tierra. Esta actividad ya se lleva a cabo en otros puntos de la provincia como Torrevieja, con gran éxito desde su puesta en marcha. Desde que se ha iniciado en La Vila Joiosa, las reservas para este «viaje marinero» han sido muchas, pero en las últimas semanas, tras acercar el proyecto al empresariado local, han comenzado a dispararse.
Las visitas a puerto ya están disponibles a través de la Oficina de Turismo del municipio y la propia Cofradía. En principio se ofrecen viernes por la tarde, a partir de las 16 horas, momento en el que ya se ha producido la llegada de los barcos y otros muchos están llegando a tierra procedentes de las Islas Baleares. Pero existe la opción de reservar para otro día. Así lo explica la responsable de la mercantil, Beatriz Almarcha. Los visitantes pueden entonces empezar a conocer cómo trabajan los pescadores de La Vila Joiosa. Primero, a través de los artes de pesca que se usan como el trasmallo o el arrastre. Este paso se hace junto a las redes que tejen los propios marineros para volver a salir a pescar con ellas, algo que siempre llama la atención de aquellos que nunca han visto estos objetos y su tamaño. La ruta sirve además para conocer el tipo de pescado que más se recoge en la zona y cuál es el más sabroso o el más cotizado. El siguiente punto, ver cómo se descarga todo ese producto recién llegado del mar. Los pescadores se convierten en ese momento en los actores protagonistas y las cámaras no paran de fotografiar algo que para ellos es su día a día. La ruta por tierra termina en la Lonja, donde se contempla cómo funciona una subasta. Es decir, cómo las cajas de pescado corren por la cinta mientras el más rápido se hace con un buen precio. Como colofón, una degustación de pescado.
Por ahora, esta es la parte de este histórico oficio que pueden conocer los visitantes. Pero en marzo se pondrán en marcha las primeras embarcaciones para visitar los caladeros. La responsable de la empresa explica que «se embarcará a los turistas en un barco tipo crucero para llevarles a mitad del mar y conocer ‘in situ’ todo lo que se ha explicado». Y más adelante, se propondrán viajes en barcos grandes de noche. Es decir, en compañía de los pescadores para hacer las capturas del día.
Y esta es la parte más complicada del proyecto. «Tenemos por ahora cinco barcos pero hay que ponerlos a punto», indicó Almarcha. Porque las autoridades reclaman ciertas medidas de seguridad para que aquellos que no son marineros puedan subir a las barcas como que lleven barandillas, chalecos con radiobalizas o bancos para poder sentarse. El presidente de la Cofradía de Pescadores de La Vila, Ignacio Llorca, explicó que «hay que preparar los barcos para garantizar todas las medidas de seguridad».
Diversificación
La iniciativa se comenzó a gestar en 2018. La intención no es solo servir como punto de atracción para los turistas sino que sirva además como un complemento para los propios pescadores. «Es un modo de diversificación económica para el sector» que en estos momentos «está sufriendo mucho», indicó Almarcha. De hecho la UE ya contempla este tipo de rutas turísticas para servir como complemento económico. Llorca añadió que, además, es «muy bueno para que la gente conozca de primera mano el producto, cómo trabajamos, cómo cuesta pescar y todo lo que hacemos». Pero también «dar a conocer la pesca profesional y acabar con falsos mitos sobre ella. Y dar a conocer el producto de kilómetro cero», añadió Almarcha. Así, la intención es que, en los meses de menor actividad pesquera, incluso de paros, los marineros tengan otra fuente de ingresos.
Para ello, las rutas dependen al 51% de la Cofradía y la empresa se encarga de gestionar solo la parte turística. Así, cuentan con la colaboración del Ayuntamiento, a través de una subvención, y de Turisme Comunitat Valenciana. La concejala de Pesca, Marta Sellés, apuntó que el objetivo es «ayudar a uno de los sectores primarios más importante del municipio» y darlo a conocer junto a otros «rincones» como el casco antiguo del municipio y sus reconocidas casas de colores. Unas viviendas que también tienen su relación con la tradición marinera ya que se pintaban así para que los pescadores reconocieran su hogar desde el mar antes de volver a casa tras una temporada en el barco.
