Afortunadamente estamos en un momento de la evolución humana en el que la información circula cada vez con mayor libertad en un continuo camino hacia la inevitable transparencia.

Vivimos una nueva revolución cultural, lejos ha quedado el momento en que, por allá 1450, Gutenberg desarrollara la imprenta moderna con la que los libros comenzaron a reproducirse y el conocimiento comenzó a expandirse sin remedio, sorteando así la férrea custodia de los monasterios.

Hoy la red de redes ha propiciado una profunda transformación, eliminando la barrera de la participación universal.

Desde la invención de la escritura hasta nuestros días podemos hablar de 5 enormes revoluciones en la comunicación: 1) la invención de la imprenta, 2) el telégrafo/teléfono, 3) la radio/televisión, 4) el móvil y 5) Internet. Con la diferencia de que esta última abarca todas las anteriores, pues es poliédrica y polifacética.

Image by Julien Pacaud

Los nuevos maestros

En la era que vivimos, ya no funcionan los gurús. El maestro externo ha dejado de pesar y es el cultivo del maestro interior el que toma el protagonismo.

Todas las estructuras cerradas y religiones que dicen disponer de la única verdad están en crisis. En este siglo cada uno tiene la oportunidad de fabricar su verdad a través de toda la información casi ilimitada que tiene a su alcance.

En el medievo muchos monjes y frailes copistas ni siquiera sabían leer, solo copiaban sin saber que estaban reproduciendo un manuscrito que hablaba de medicina o de ‘bajas pasiones’. El conocimiento estaba prohibido, limitado a la élite, porque ya se sabía que la información era poder.

Hoy, en la era Wikipedia, quien pretenda resguardar el conocimiento estará intentando detener con las manos una avenida de agua. No hay compuerta que te vaya a permitir convertir lo que sabes en un misterio. Por tanto, la mejor manera de que ese conocimiento crezca y sea productivo es expandirlo.

En la sociedad global e interconectada en la que vivimos siempre habrá personas, por muy pocas que sean, que necesitarán la información que tú tienes y dominas, que necesitarán los conocimientos que has ido cultivando durante tu vida.

Para entrar en contacto con la Fuente y sentirte útil para la sociedad, comparte tu conocimiento. No te lo quedes para ti porque se estancará, se pudrirá y entrará en obsolescencia. Regálalo, divúlgalo, véndelo, haz con él lo que creas oportuno: cursos, charlas, libros, reuniones, talleres, compártelo con tus amigos, tu familia…lo que sea, pero ponlo en movimiento.

Tu sabiduría crece en ti cuando la expandes. Y no hay mejor manera de aprender que cuando compartes el conocimiento.

Cuando el alumno está preparado aparece el maestro

Enseñar tiene por objetivo producir un cambio sobre aquel al que se le enseña.

Si como cuando aprendiste ese concepto tan revelador, esa técnica que tanto te ha servido, tú ofreces ese conocimiento a los demás, seguro que hay alguien al que le llega justo en el momento, en el momento en que su tierra está fértil y preparada para recibir esa semilla de sabiduría que le hará crecer y expandir de nuevo ese saber. Cuando algo te toca, un conocimiento, una inspiración y con él tocas a alguien, la sensación de crecimiento es poderosa.

La evolución humana no es cosa de unos pocos sabios, la evolución humana, cada día más, depende de todos y cada uno de nosotros. Cómo dijo Eduardo Galeano: ‘mucha gente pequeña en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo’.

Cuanta más luz aportemos, cuanto mayor conocimiento ofrezcamos a nuestro alrededor, más cerca estaremos de reconducir el camino de la humanidad, ese que hoy parece dirigirse hacia la extinción.

Mi tesoro

Ya no funciona proteger lo que sabes. No tengas miedo a compartir. Aunque el de enfrente tenga la misma información que tú, tú siempre vas a ser tú y tendrás tus características, tus dones, tus virtudes que te diferenciarán del resto. No vas a perder tu identidad ni tu oportunidad. Francisco Alcaide autor de ‘Aprendiendo de los mejores’ en su último post dice: ‘Cuando descubres que el mundo es abundancia dejas de competir contra nadie y te centras en tu perfeccionamiento personal ‘

Vivirás muchos momentos en los que te dirás a ti mismo: Aún no estoy preparado para compartir lo que sé, necesito formarme más, aprender más, trabajarme más este aspecto o aquel otro. Nunca se está lo suficientemente preparado desde la visión autocrítica de nuestras capacidades. Lo que está claro es que cuando uno se pone a divulgar es cuando pone en práctica el conocimiento y se compromete con el camino de la sabiduría. Atrévete, seguro que hay algo, por muy extraño o nimio que te parezca que la humanidad necesita saber y tu puedes mostrarnos. Manera 49 de conectarse a la Fuente: Comparte el conocimiento.