No hay otra manera de crecer que enfrentarte a lo que te da miedo y comenzar a dar pasos firmes sobre el filo de la incertidumbre.

El exceso de autoprotección, de prudencia, provoca el encogimiento de tu alma y te empuja hacia el conformismo y el gregarismo, convirtiéndote en una dócil criatura del sistema imperante y en un ser frustrado.

Arriesgar es tomar decisiones y provocar acciones aún debatiéndote en la duda, aún teniendo miedo al resultado, aún sabiendo que las cosas no van a acontecer idénticas a como tú quieres que sean.

Image by Sonia Roy

En estos momentos de mi vida me voy a jugar mi última mano a una apuesta que no tengo la seguridad de que vaya a salir bien. Acabo de colocar todas mis fichas en un proyecto de negocio que sé que me va a traer desaires, problemas, quebraderos de cabeza y algún disgusto (le pasa a todos los empresarios) pero también sé que a día de hoy es mi proyecto de vida, lo tengo claro y he conseguido entrenarme en la autoconfianza para saber que si pongo todo lo que soy en ello, la Fuente estará ahí para guiarme y sostenerme.

La vida apoya a aquellos que arriesgan y si el que arriesga lo hace para inspirar en su crecimiento a los demás, estoy seguro de que la vida aún te protege con mayor intensidad. Dicho lo cual, estoy tranquilo y convencido de que todo me va a ir muy bien.

El miedo bueno

Por lo general nos hemos convertido en expertos en autolimitarnos por fobia a que las cosas salgan mal, pero a estas alturas del cuento ya deberías de tener claro que nada de lo que te ocurra puede ser malo, en cualquier caso todos los baches van a formar parte de un intenso proceso de aprendizaje que es para lo que has venido al mundo.

Párate a sentir. Indaga qué tipo de miedo es el que te frena a arriesgar en ese proyecto, el que te impide dejar ese trabajo que te horripila o el que te abruma al diseñar tu modelo de negocio. Si es un miedo como el revoloteo de golondrinas por tu estómago se trata de un miedo estimulante y has de utilizarlo a tu favor, déjate llevar por ese miedo positivo que te excita, te pone en acción y a pesar de que te asusta te incita a avanzar.

Rompe el molde

El resultado será más cercano o más lejano a aquello que un día soñaste, pero el proceso mismo de arriesgar multiplica tu capacidad de experimentar tu vida, te da alas para romper esquemas mentales y permitir que te ocurran cosas nuevas que te hacen prosperar.

George Bernard Shaw decía: ‘Las personas razonables se adaptan al mundo. Las personas que no lo son tratan de adaptar el mundo a ellas. El progreso, curiosamente, depende de estas últimas.’

Cuando pones lo que eres al servicio de la humanidad, si eres sincero, honesto y responsable, no existe la posibilidad de fallar.

Para arriesgar primero has de estar dispuesto a mostrarte ante el mundo tal y como eres, has de estar dispuesto a recibir la crítica, el comentario inoportuno y la opinión de muchas personas que quizá piensen que estás un poco loco, que eres un incauto, que de repente te has transformado en un ser ambicioso, o que tu ego se ha hinchado. Hagas lo que hagas te van a criticar, así que haz lo que te de la gana, pero si quieres realmente aprender, arriesga.

Lo ‘imposible’ solo existe en tu sistema de creencias, lo ‘inalcanzable’ resuena solo en tu soliloquio limitante y lo ‘irrealizable’ simplemente es que aún no se ha hecho. Todo lo puedes. Cuando lo asumas comprenderás la profundidad de este sencillo mensaje: El que no arriesga no gana. Manera 61 de conectarse a la Fuente: Arriesga