¿Adónde te has ido estos últimos días, estos últimos meses, estos últimos años? ¿Qué ha ocurrido para que te hayas desorientado y titubees a la hora de dar el siguiente paso?

Cuando te sientas perdido, cuando ni te reconozcas en medio de una intensa niebla y no sepas hacia dónde has de dirigirte, solo has de admitir que te has fugado de ti mismo y volver.

Vuelve a ti, vuelve a ahora, despierta del mal sueño, reconoce que te has ido alejando de quien eres y comienza el camino de vuelta. Despacio, no hay prisa, paso a paso, comienza a retornar a tu esencia, a recobrar el equilibrio natural que en tu centro se mantiene impertérrito.

Sal poco a poco de las profundidades en las que has ido naufragando, asoma la mano y si es necesario empieza de nuevo una y mil veces.

Image by Fran Rodriguez

Tu centro nunca se fue, eres tú el que lo abandonas para asomarte a mil historias insignificantes que te has creído que son importantes en tu vida. En su momento superarás ese desamor, ese suspenso, el despido o la quiebra, el dolor por la pérdida, el enfado por la decepción. Si vuelves a lo esencial, a lo verdaderamente importante, te darás cuenta de que todo está en su sitio y que todo es mucho más sencillo de lo que tu mente retorcida se empeña en mostrarte cada día, cada hora, cada inhalación angustiosa, cada exhalación aterrada.

Deja de flirtear con la inercia, te llevará a dar círculos de baja energía sobre ti mismo, te hundirá, te llevará hacia una vida mediocre, gris, llena de fugas, grietas y óxido.

Deja de buscar las respuestas fuera, allí habita el caos. Busca en casa, vuelve, te necesitamos dentro de ti, te necesitamos con todo tu poder intacto, con todo tu brillo, con toda tu fuerza. Aunque no sepas bien quién eres, trata de sentirte. Esto no va de pensar, va de experimentar, de intuir, de conectar con aquello que es mayor que tú y lidera verdaderamente tu vida.

Déjate dirigir por esa fuerza que a todos no une, deja que la Fuente primordial que te ha dado la vida guíe tus pasos, no te opongas a lo que es, no te distraigas de lo que has venido a hacer, y cuando observes que te has distraído de ti mismo, toma la determinación, comprométete con tu cambio y VUELVE.

Es cierto que todo a tu alrededor está diseñado para que te vayas lejos y te revuelvas en la incertidumbre, la duda, el dolor, la angustia. No es más que otra prueba de madurez que nos pone la vida en estos tiempos.

He tenido la fortuna de poder dedicar el miércoles y el jueves de esta semana a caminar por el Parque Natural de la Tinença de Benifassà y Els Ports, me fui con mi gran amigo Boronat a desconectar para conectar. Eso sí que te hace volver. A más de 1.000 metros de altura solos en mitad del silencio sonoro del bosque, el paisaje y la vida se apoderan de ti y de repente sientes que vuelves, vuelves a la sencillez de lo natural. Recuerdas que la felicidad es lo más sencillo, que solo depende de volver a la esencia, a lo básico, respirar por respirar, contemplar por contemplar, caminar por caminar. Naturaleza en vena, lejos de la ruidosa humanidad.

Aunque nos empeñamos en hacer de la vida artificio la vida es oficio, el oficio de encontrarte cada día, de volver a ser ese que eras antes de complicarte la vida.

Deja de necesitar hacer de tu vida una carrera de obstáculos para sentir que eres válido. Deja de preocuparte por todo para autoconvencerte de que tienes el control.

No permitas que las radiaciones de los rayos catódicos y las ondas hertzianas te hagan olvidar quién eres y qué es lo realmente importante para ti. Sal del espectáculo de gladiadores y leones, de ejecuciones públicas, y mercadeos de titiriteros. Sal de la matrix, no te creas nada de lo que ves y oyes, tampoco esto que ahora te digo. Trabaja por fortalecer tu poder personal, alcanzar el gobierno de tu vida, la responsabilidad de tu felicidad y el honor de llegar a ser un ser humano íntegro y determinado.

Vuelve a tu naturaleza sencilla que es el amor. En cuanto dejes de coquetear con las sombras, las ciénagas y los pozos, te darás cuenta de que la sencillez da la felicidad. Que lo retorcido y artificial te lleva al sufrimiento.

Eres inocente, eres perfecto, eres amor. Haz el favor de volver a ser tú, y si no sabes quién eres, ponte en modo estudioso de ti mismo y crece hasta alcanzar, aunque sea, a intuir quien verdaderamente eres.

Aunque por dentro a veces creas ser demasiados personajes siempre hay uno que domina, aquel al que le das conversación. Haz caso a tu mejor versión, a ese amigo fiel que te susurra lo que sabes que has de hacer o has de decir. Si conectas con ese que eres tú, desaparecerá la sensación de pérdida, de no saber dónde te encuentras y para qué.

¿No crees que ya te has ido bastante? Es hora de volver. Manera 79 de conectarse a la Fuente: Vuelve.

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