En Territorio Lovecraft, los personajes afroamericanos son los héroes y los blancos, los malos. Es más, cuanto más apariencia de arios tengan los segundos, mayor es la posibilidad de que sean unos auténticos bichos malnacidos. La nueva serie de HBO es un homenaje a la literatura pulp de fantasía y terror y sobre todo a la figura del escritor H. P. Lovecraft, aunque depurando todos los prejuicios raciales que había ocultos tras sus palabras. Las personas de color nunca hubieran protagonizado estas historias. De hecho, tampoco podían escribirlas y aquellos que quisieran dedicarse a la literatura tenían que hacerlo con seudónimos. Hasta no hace mucho en cuanto uno veía a un personaje afroamericano en una película de terror, sabíamos que sería uno de los primeros en morir. Territorio Lovecraft está ambientada en los años 50, una época en la que todavía era normal que a las personas negras no les dejaran subir al autobús o entrar en bares de blancos y el Ku Klux Klan actuaba con total impunidad en los Estados del Sur de EE UU. Aunque fuera una realidad alternativa, algo así ya vimos en La conjura contra América o el Hollywood de Ryan Murphy.

Cuando parecía que la historia de Territorio Lovecraft ya se había agotado en el segundo episodio, resulta que la serie ha tenido capacidad para seguir sorprendiendo semana a semana y su primera temporada ha llegado a su ecuador. A lo largo de los cinco capítulos vistos hasta ahora, tan pronto sus protagonistas se encuentran con una persecución por los bosques huyendo de los monstruos y una policía racista de gatillo fácil, como atrapados por los miembros de una sociedad secreta, resolviendo el misterio de una casa encantada, o viviendo aventuras al más puro Indiana Jones en busca de una reliquia perdida. Esta semana nos han deleitado con un capítulo sobre un elixir que permite al que lo toma convertirse en otra persona. Son tantos los giros argumentales de este episodio que mejor no decir nada para no hacer spoilers a nadie.

Si en Castle Rock la factoría del creador de Lost, J. J. Abrams, trasladó a una serie de televisión el universo literario de Stephen King, Territorio Lovecraft hace lo propio en el legado literario de Lovecraft, que al fin y al cabo es otro de los grandes escritores de terror de la literatura norteamericana. La serie de Stephen King tuvo menos impacto y repercusión de la que se esperaba. En parte, porque no hay año que no se lleve al cine o a la televisión alguna de sus novelas. En el caso de Lovecraft es algo mucho más raro, ya que sus relatos se han ido ganando la fama de inadaptables. Pero el mayor problema es que de sus historias se desprende también un cierto tufo supremacista y racista. La serie está basada en una novela de Matt Ruff y da una vuelta de tuerca al trasfondo mitológico de Lovecraft, usando sus hallazgos literarios para contarnos una historia de terror sobre el racismo en Estados Unidos. Para ello, Abrams se ha apoyado para la producción en otro de los directores que se ha especializado en el terror con tintes raciales, Jordan Peele y la showrunner Misha Green.

Lovecraft murió en 1937 a los 46 años en la pobreza pero dejó tras de sí un legado literario que transformó el género del terror, hasta entonces dominado por los fantasmas y el satanismo. El escritor creó toda una nueva mitología que abarcaba desde las invasiones alienígenas, las dimensiones paralelas y criaturas nacidas en los años de las primeras civilizaciones que aún continúan acechando en tierras desconocidas. Los primeros minutos del episodio piloto de Territorio Lovecraft ya te mete en vena los elementos de su universo literario. La secuencia puede ser abrumadora pero es un homenaje a la riqueza de su mitología. La esencia de sus monstruos puede resumirse en la viscosidad, tentáculos y muchos dientes. Y sobre todo en Cthulhu, una entidad cósmica con tentáculos, que permanece sumergido en una ciudad submarina esperando el momento de conquistar el mundo. Criaturas de una época muy remota en el tiempo, durante los años en que Conan el Cimmerio vagabundeaba por el mundo. Porque Robert E. Howard, creador de las historias del célebre bárbaro, era uno de los mejores amigos de Lovecraft y, de alguna manera, sus historias de espada y brujería estaban conectados con su panteón mitológico. El Alien de H. R. Giger también bebe de los monstruos lovecrafianos.

El gran problema de llevar a la pantalla en los días de hoy el legado literario de Lovecraft es que detrás de todo este trasfondo había un cierto poso racista. El héroe era siempre el hombre blanco, mientras que, lo que él consideraba como las "razas impuras", eran siervos fácilmente manipulables al servicio de esas entidades cósmicas que pretendían la dominación mundial. En cuanto a la mujer, digamos que ninguno de sus relatos pasaría el test de Bechdel y la presencia del género femenino en la trama es casi menos que anecdótica.

En Territorio Lovecraft se da la vuelta a las ideas más retrógadas de este universo literario, utilizándose precisamente para denunciar el racismo oculto que siempre ha existido en la Historia de los Estados Unidos. La serie llega en el momento más oportuno, mientras EE UU está todavía agitándose por las protestas del Black Lives Matter. El episodio piloto de la serie se abre como una road movie con Atticus Turner (Jonathan Majors), un excombatiente de color en la guerra de Corea, que se embarca en un viaje al corazón de Nueva Inglaterra para buscar a su padre desaparecido. Le acompañan en esta aventura su tío George (Cournet B. Vance) y su amiga de la infancia, Letitia (Jurnee Smollet-Bell) , una mujer de armas tomar que hace suyo el dicho de que las chicas son guerreras. Vamos todo lo contrario al papel sumiso de las mujeres en los relatos de Lovecraft. Sus aventuras les sumergirán en algunos de los territorios donde el odio al negro es un modo de vida y hay carta blanca para dispararles al ponerse el sol. No sólo tienen que esquivar a los chicos rubios de la placa y la pistola, sino también a los sanguinarios monstruos que les acechan. Es un viaje al corazón del Territorio Lovecraft. De los protagonistas hay que decir que no son personas sumisas y que están siempre lamentándose por su situación, sino que son audaces y siempre dispuestos a rebelarse ante las injusticias. ¿Veremos al poder negro derrotar a Cthulhu en el último episodio?