Con Raised by wolves, Ridley Scott ha regresado al género que lo encumbró como uno de los cineastas de referencia en el cine fantástico durante los años 80. Ciencia ficción new age con toques bíblicos, en la que una pareja de androides, Madre y Padre, tiene la misión de reiniciar la civilización en un nuevo planeta con una nave cargada con embriones humanos, huyendo de las guerras que han devastado a la Tierra. En el cine de Ridley Scott, el futuro nunca ha sido un lugar para el optimismo. Más frío y tenebroso que el que nos contó Years and years, pero más lejano en el tiempo. Dentro de cientos de años, un conflicto entre fanáticos religiosos y defensores de la fría lógica científica acabarán con nuestro planeta. Ciencia contra fe en una lucha fratricida.

Los paralelismos con Adán y Eva de este nuevo Génesis que nos plantea la serie son más que evidentes, aunque el lugar en el que han aterrizado, Klepper 22b, no es precisamente el Paraíso y, tarde o temprano, va a llegar la serpiente a fastidiarlo todo. Hay muchos guiños a cosas que hemos visto en películas del cineasta y a la saga de Alien, aunque argumentalmente nada tenga que ver con ellas. Para empezar, eso de recurrir a la hibernación para los largos viajes espaciales y evitar que los pasajeros de las naves sean unos ancianos cuando lleguen a su lejano destino. La pareja de androides protagonista, pese a su aparente frialdad de máquinas, parecen albergar alma, como los replicantes de Blade Runner. Estos androides sueñan con algo más que ovejas eléctricas, recordando el título del relato de Philip K. Dick que inspiró la película. ¿Tienen cualidades humanas Padre y Madre o sus actuaciones están dictadas por la lógica de su programación? Su misión es proteger y criar a los niños que han traído al nuevo planeta. La aparente simplicidad de sus funciones hace que por momentos sean incapaces de comprender la complejidad de las emociones humanas, lo que les dota de una ingenuidad que resulta hasta tierna.

El personaje de Madre (Amanda Collin), cuya programación se ve alterada en el nuevo planeta al enfrentarse a sucesos traumáticos, conmueve y aterra por partes iguales. Sobre todo,. cuando se convierte en un ángel de la muerte y arma de destrucción masiva. ¿Es la versión artificial de Thelma & Louise? Ella es la verdadera protagonista de la serie y la que lleva el peso de la acción dramática. El papel de Padre (Abubakar Salim) es el ocuparse de las tareas del hogar, ser un devoto enamorado capaz de sentir celos y aspirante a contador de chistes.

Por el interior de los circuitos de ambos androides corre un líquido blanquecino que recuerda mucho al que tenían los seres artificiales de la saga de los xenomorfos. En el planeta además habitan unos seres tan repulsivos como el octavo pasajero de la Nostromo, de los que desconocemos su origen, aunque no llegan a su nivel de amenaza. Padre y Madre deben llevar la vida a un planeta que resulta ser tan inhóspito como el Marte en el que quedó atrapado Matt Damon. Accidentes geográficos mortales y cráteres infinitos en torno a los que suceden algunos de los momentos más dramáticos de esta primera temporada. La tierra que pisan es de todo menos fértil, aunque todavía puede crecer algo en ella. Hay referencias a que al otro lado del planeta hay una zona tropical mucho más benigna para habitar, pero ya se ha insinuado que allí puede haber haber otras amenazas ocultas.

El conflicto estalla cuando llegan al planeta los contendientes del otro bando. Sus uniformes de blanco y el símbolo rojo del Sol en su pecho recuerdan mucho a las armaduras de los caballeros templarios, que por cierto aparecían en otra película de Scott, El reino de los cielos. Entre ellos nos encontramos un personaje interpretado por Travis Fimmel, que quizá sea el actor más conocido del reparto. El problema es que sigue haciendo de Ragnar, aunque esto no sea Vikingos y estemos en el espacio. Su historia es un tanto retorcida al aparecer como miembro de la Iglesia Mitraica que luego resulta ser un infiltrado y que acaba viendo la fe. Quizá esta ambigüedad es la que le ha permitido seguir siendo Ragnar.

Aunque Scott ha tenido sus altibajos a lo largo de su carrera, el arranque de la serie nos devuelve su mejor faceta al ponerse tras las cámaras en los dos primeros episodios. El piloto tiene momentos que son puro cine. En diez minutos ya ha sumergido al espectador en un nuevo universo. Scott no dirigía para la pequeña pantalla desde de los inicios de su carrera en los años 60, aunque como productor sí que se ha embarcado en proyectos como The Good Wife o Numb3rs. Con Raised by wolves regresa al medio televisivo por todo lo alto. El único pero que se le puede poner a la nueva serie estrella de HBO Max, que en España emite cada semana el canal TNT, es que se nota que para el resto de capítulos hay directores de menor bagaje. La diferencia se nota bastante. Y eso que es su hijo, Luke Scott, quien se ha encargado de dirigir otros tres de los diez episodios. Todo queda en casa, aunque la serie ha sido escrita y desarrollada por Aaron Guzikowski. Los misterios que ha dejado abiertos el final de la primera temporada también podrían ser equivalentes a las precuelas de Alien. Para regocijo de sus fans,. la serie ha sido renovada para una segunda entrega.