Para muchos el piercing erótico es una práctica sadomasoquista y para otros el mejor afrodisiaco. El “body piercing” no deja indiferente, y busca ciertos puntos erógenos como el pene, vagina o pezones como zonas en donde suele hacerse esta modalidad tan peculiar.

El body piercing no solo es algo que se haya puesto de moda en la actualidad, tiene una historia que parte de las civilizaciones antiguas en las cuales esta práctica daba estatus social, siendo en muchos casos simbólico. En la actualidad, salvo raras excepciones, responde a un fin sexual. Resaltar nuestros atractivos sexuales mediante un cuerpo extraño en estas zonas sensibles y llenas de terminaciones nerviosas se presta a fantasías y a la erótica de mirar y que nos miren.

¿El piercing erótico genera placer?

Además de embellecer el cuerpo y resaltar la zona perforada, se busca intensificar la estimulación y la excitación. Pese a que muchos piensen que la situación en las zonas sexuales (caso especialmente del pene y la vagina) puede complicar las relaciones sexuales, todo aquel que lo prueba dice que las sensaciones de placer son increíbles. Todos los que lo han disfrutado dicen que el momento de perforarse no es tan doloroso como parece y que merece la pena pasar por un pinchazo momentáneo que luego nos permitirá gozar de nuevas e intensas sensaciones.

Los sexólogos afirman que el tener un trozo metal en esas zonas erógenas no provoca por sí mismo un aumento del deseo, es más un acto de percepción, el cual puede despertar nuestra pasión en cualquier momento, aunque está claro que dependiendo de dónde se coloque el roce que se produce provoca una estimulación continua.

En el sexo, una simple mirada puede encender la mecha y ya entrados en acción, estimular, lamer o dar caricias en el pezón, pene o vagina perforada, así como los roces de la piel con la joyería sexual, hace que aumenten las sensaciones eróticas. En muchos casos se puede tener el orgasmo sin necesidad de penetración.

Riesgos del piercing erótico

Cuando descuidamos su cuidado en el periodo de cicatrización o se realiza en condiciones donde escasea la higiene pueden ocasionarnos problemas de salud. El sida y la forma de transmisión en estas prácticas y en los tatuajes han hecho de este tipo de actividades algo en ocasiones de alto riesgo.

Se recomienda hacerlo con perforadores profesionales y con instrumental que esté debidamente esterilizado por el método “autoclave”. La joyería debe estar siempre limpia hasta que cicatrice. Dependiendo del tipo de perforación que se realice suele ser bueno un periodo de abstinencia sexual.

Hay que ser cuidadosos con el metal que se implanta ya que puede dañar al preservativo, debiendo lubricarse la punta interior y que no se forme una bolsa de aire, lo que reducirá el riesgo de rotura del latex, ya que habrá menos fricción. En la perforación genital no hay peligro por contacto con la orina, pues ayuda a mantener limpias las perforaciones, pero es recomendable beber mucha agua para evitar la acidez y los picores al orinar.

Evita las zonas ajustadas y limpia los piercings genitales dos o tres veces diarias con jabones neutros que no irritan esta parte del cuerpo e impiden infecciones. Debemos recordar que en el piercing erótico perforamos con un objeto extraño nuestra piel y de no tener higiene puede producirse infecciones en la sangre gangrena e incluso la muerte en caso extremos.